Perdi: las patatas fritas artesanas de culto
Miguel Ángel López compró una marca de patatas de Aracena (Huelva) en 2008 sin tener experiencia en negocios gastronómicos. Hoy cuenta con cientos de fieles devotos que adoran el punto crujiente y nada salado de sus chips.
“Las patatas fritas Perdi son crujientes, nada aceitosas, con el punto justo de sal, sabrosas; tan adictivas, que se diría droga dura y legal”. Seguramente así empezaría una de las obras cumbre de la literatura nacional si Juan Ramón Jiménez hubiese probado las chips que elaboran a unos cuantos kilómetros de su pueblo, en Aracena (Huelva). Allí preparan a diario de forma casi artesanal cientos de bolsas de este aperitivo, que cada año que pasa cuenta con más devotos allende su comarca. Lo sentimos mucho por él, pero el alegre burrillo Platero hubiera quedado relegado a un tercer plano -el segundo sería para la cerveza de acompañamiento- en ese libro.