Víctor Silverman y Miguel Tinker Salas*: Chivo expiatorio y lucha de clases en EU

Con Donald Trump sabemos que no es todo lo que aparenta, aunque lo que aparenta es desastroso. La primera semana de su segundo gobierno terminó con la confirmación por un estrecho margen del cristiano nacionalista Pete Hegseth como secretario de Defensa, una persona acusada de abusar del alcohol y las mujeres. Con un centenar de órdenes ejecutivas, la nueva administración pretende depurar empleados del gobierno, intimidar y deportar a inmigrantes, negar la existencia de personas trans, librar a los derechistas que participaron en la sublevación del 6 de enero, frenar investigaciones biomédicas y científicas, y lanzar una guerra económica contra México, Colombia y otros aliados. Sus acciones están creando las condiciones para la dominación de la ultraderecha, sin hablar de la corrupción que permite. La ola de transformaciones impulsadas por Trump ha debilitado a sectores progresistas, dejándolos sin voz y sin energía. Aunque Trump declaró en su discurso inaugural que “Dios me salvó para hacer América grande otra vez,” el futuro promete algo diferente. Con una mayoría en el Senado, el Congreso y la Corte Suprema, la marcha a la victoria de la ultraderecha y la imposición de un sistema de autocracia, fanatismo religioso y corrupción sistemática parece inevitable. Pero la realidad indica algo distinto.

Ene 30, 2025 - 15:01
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Víctor Silverman  y Miguel Tinker Salas*: Chivo expiatorio y lucha de clases en EU
Con Donald Trump sabemos que no es todo lo que aparenta, aunque lo que aparenta es desastroso. La primera semana de su segundo gobierno terminó con la confirmación por un estrecho margen del cristiano nacionalista Pete Hegseth como secretario de Defensa, una persona acusada de abusar del alcohol y las mujeres. Con un centenar de órdenes ejecutivas, la nueva administración pretende depurar empleados del gobierno, intimidar y deportar a inmigrantes, negar la existencia de personas trans, librar a los derechistas que participaron en la sublevación del 6 de enero, frenar investigaciones biomédicas y científicas, y lanzar una guerra económica contra México, Colombia y otros aliados. Sus acciones están creando las condiciones para la dominación de la ultraderecha, sin hablar de la corrupción que permite. La ola de transformaciones impulsadas por Trump ha debilitado a sectores progresistas, dejándolos sin voz y sin energía. Aunque Trump declaró en su discurso inaugural que “Dios me salvó para hacer América grande otra vez,” el futuro promete algo diferente. Con una mayoría en el Senado, el Congreso y la Corte Suprema, la marcha a la victoria de la ultraderecha y la imposición de un sistema de autocracia, fanatismo religioso y corrupción sistemática parece inevitable. Pero la realidad indica algo distinto.