Adaptaciones cinematográficas que horrorizaron al autor
Aunque la adaptación al cine suele aportar dinero y popularidad, también puede convertirse en un quebradero de cabeza para quien escribió el libro, especialmente cuando el resultado no es el que esperaba. La entrada Adaptaciones cinematográficas que horrorizaron al autor se publicó primero en Ethic.
Muchas de las películas más famosas que conocemos se basan en novelas previas: no en vano los premios cinematográficos suelen dedicar una categoría al mejor guión adaptado. Pero cuando el libro en el que se basan era ya popular es habitual que surja la polémica sobre si la película le hace justicia. Habrá lectores satisfechos y otros, decepcionados. Pero, ¿qué ocurre cuando es el propio autor o autora quien odia la adaptación?
Para un escritor, a priori, que su libro se lleve al cine es una muy buena noticia. Por una cuestión económica directa (por el pago de los derechos del libro), pero también indirecta: con la salida de la película es posible que se vuelva a hablar de la obra original, aumentando sus ventas. Hay escritores que solo acceden si tienen un control total del guión, y otros prefieren desentenderse y tratarlo como un objeto nuevo, desconectado de su creación.
En cualquier caso, cuando la película llega a los cines, los autores de la historia original son libres de compartir su parecer con quien quiera escucharles. Y estos seis novelistas no dudaron en mostrar públicamente su decepción.
Stephen King y ‘El resplandor’
El resplandor es sin duda un clásico del cine de terror, pero para Stephen King la visión de Stanley Kubrick resultó muy desalentadora. En repetidas ocasiones mostró su rechazo hacia el film, al que consideraba demasiado frío y plano. En sus propias palabras: «Me pareció que la actuación de Shelley Duvall como Wendy era un insulto a las mujeres. Básicamente era una máquina de chillar. No había ningún interés en su implicación en la dinámica familiar. Y Kubrick no parecía tener ninguna idea de que Jack Nicholson no estuviera interpretando al mismo psicópata motero de sus otras películas de motos –Hells angels on wheels, Los salvajes, Rutas de violencia, Easy Rider–. Ese muchacho está loco, ¿así que cuál es la tragedia si aparece para una entrevista de trabajo y se pone a dar golpes? No, odio lo que Kubrick hizo con eso».
L. Travers y ‘Mary Poppins’
Por mucho que la película haya deleitado a generaciones de niños, no lo consiguió con la autora de la obra original, quien lloró al verla por primera vez. Y eso, a pesar de que Julie Andrews (la actriz principal de la película) era una buena amiga –y para Travers tenía todo lo necesario para hacer ese papel, simplemente la dirigieron mal– y de que la película la hizo muy rica. Según su biógrafa Valerie Lawson, la autora pensaba que la película iba en contra de la esencia de los libros, y que era una simple extravagancia, muy alejada de la verdadera magia. También dijo que el carácter de Bert arruinaba por completo la película.
Michael Ende y ‘La historia interminable’
Cuando Michael Ende vio por primera vez la película de Wolfgang Peterson, cinco días antes del estreno, descubrió que se había cambiado por completo la esencia de la historia, a pesar de que él había trabajado como asesor en el guión, y se sintió traicionado. Tanto, que llevó a los productores a los tribunales, exigiendo el cambio de título de la película, o la detención de su distribución. No pudo ganar el caso y tuvo que conformarse con que su nombre fuera eliminado de los títulos de crédito. Para el autor, la profusión de efectos especiales había convertido su historia en «un gigantesco melodrama hecho de kitsch, comercio, lujo y plástico», pero lo que de verdad la hizo, a sus ojos, repulsiva es que los creadores de la película no habían entendido el libro en absoluto, y por eso al final, Fantasía reaparecía sin la fuerza creativa de Bastian, lo que, para él, era el alma del libro.
Ende llevó a los productores a los tribunales, exigiendo el cambio de título de la película
Truman Capote y ‘Desayuno con diamantes’
Para Truman Capote, la película dirigida por Blake Edwards fue un despropósito, principalmente porque él quería que la actriz principal fuera Marilyn Monroe y no Audrey Hepburn, algo que consideró una traición de Paramount. Pero eso no es todo, como él mismo explicó en una entrevista: «El libro era más bien amargo y Holly Golightly era real, un carácter duro, en nada parecido al tipo Audrey Hepburn. La película se convirtió en una postalita de amor a Nueva York y a Holly, y por lo tanto, fue bonita y delgada, cuando tenía que haber sido rica y fea. Se parece tanto a mi trabajo como la compañía de baile Las Rockettes a Ulanova».
Roald Dahl y ‘Charlie y la fábrica de chocolate’
Aunque fue el propio Dahl quien escribió el guión de la película, nunca le acabó de convencer el resultado, como se cuenta en la biografía escrita por Donald Sturrock. Consideraba que el film tenía muchos aspectos positivos, pero la veía cutre. No le gustaba la música ni el director Mel Stuart (del que dijo que no tenía talento ninguno), ni los pequeños cambios posteriores que había hecho un guionista para «diluir» la acidez de la obra original, ni la interpretación de Gene Wilder como Wonka, demasiado pretenciosa para su gusto (le hubiera gustado que el personaje fuera interpretado por Peter Sellers o Spike Milligan).
Anthony Burgess y ‘La naranja mecánica’
En este caso la situación fue algo diferente porque en un primer momento sí le dijo a Kubrick (director de la película) que le había gustado e incluso aseguró a la prensa: «Este es uno de esos grandes libros que se convierten en grandes películas». Sin embargo, en pocas semanas Burgess cambió radicalmente de opinión, como cuentan en The Wrap, básicamente tras el aluvión de críticas del público. Decidió entonces que la película glorificaba unos actos deleznables que él había escrito como crítica social, y posteriormente incluso afirmó que «este malentendido me perseguirá de por vida. No debí haber escrito ese libro».
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