Cuándo siente frío tu gato: así puedes detectar sus signos de hipotermia y congelación
Estos animales prefieran las altas temperaturas, de ahí que deban tener camas calientes y acogedoras.
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El invierno trae consigo, sobre todo en los primeros meses del año, temperaturas gélidas que no solo afectan a las personas. Muchos de los que conviven con gatos habrán visto que en la temporada de frío se acurrucan en mantas, echan la siesta sobre la calefacción o se esconden en lugares calentitos. Esto es porque los gatos son de sangre caliente.
Según el portal cats.org, estos animales, que son más de calor que de frío, tienen una temperatura corporal de 38 y 39 grados, poco más que lo humanos, y necesitan mantenerla para poder estar sanos. El motivo de su predilección por las temperaturas altas también reside en que descienden del gato montés africano que habita en el desierto. Sin embargo, algunas razas, como los gatos siberianos, se han adaptado a vivir en climas más fríos. Por otro lado, ciertas razas de gatos como los que apenas tiene pelos, además de los mayores, los que sufren alguna enfermedad o los bebés son más sensibles al frío.
Si las temperaturas bajan demasiado, los gatos puede sufrir hipotermia o congelación, por lo que hay que estar alerta de posibles síntomas. En este sentido, si el animal tiene acceso a la calle y las temperaturas bajan demasiado, hay que tener en cuenta que tenga la posibilidad de entrar en casa cuando quiera para protegerse del frío.
Algunas señalas para saber que el gato está pasando frío es que busque un lugar acogedor y se acurruque. Si se comporta con normalidad, no hay de qué preocuparse, aunque hay formas sencillas de hacer que se sienta más cómodo ya que si el animal no puede encontrar un lugar cálido, su temperatura corporal podría bajar peligrosamente, lo que podría provocarle hipotermia y daños en la piel por congelación.
Algunos signos de hipotermia son el temblor; orejas, patas y nariz frías; encías pálidas; movimientos débiles y letárgicos; frecuencia cardíaca lenta; respiración lenta; confusión y torpeza; o colapso y pérdida de conciencia. En cuanto a la congelación, el gato puede presentar el área afectada pálida, gris o con un tinte azulado, además sentirá dolor en esa zona, podría presentar ampollas o úlceras o tener la piel ennegrecida.
Ante estos síntomas alarmantes lo mejor es comprobar que el animal esté seco, darles algo de agua tibia para beber y aumentar la temperatura gradualmente a su alrededor. Además, que cuenten con camas acogedoras en la casa es primordial.