La credibilidad presidencial

A los políticos nunca hay que creerles sus palabras, solo a sus acciones. El problema de esta premisa es que podemos tardarnos mucho en conocer los verdaderos motivos que impulsan a nuestros dirigentes y solo podemos hablar con claridad de lo que ya pasó. Por ejemplo, al inicio del sexenio pasado no entendíamos el porqué de la estrategia “abrazos no balazos”, hoy, después de observar las acciones del expresidente, es el propio gobierno de los Estados Unidos quien concluye que el gobierno mexicano tiene una alianza con el crimen organizado ¡gravísimo! Sobre todo, cuando se acaba de nombrar a los cárteles como organizaciones terroristas. En otras palabras, es el equivalente a decir que nuestro gobierno es aliado de los terroristas.Pero ¿en qué se basó el gobierno norteamericano para decir esto? De entrada, en las acciones de la administración anterior que todos vimos y aunque seguramente son solo la punta del iceberg, nos dejan un muy mal sabor de boca. Hechos como: la liberación de Ovidio Guzmán en el culiacanazo de 2019, el saludo de López Obrador a la mamá del Chapo Guzmán y sus constantes visitas a Badiraguato. La inacción de los militares ante la rampante violencia criminal. O la amañadísima elección de Sinaloa, donde hay información pública y testigos de la operación violenta del cártel para hacer gobernador a Rocha Moya, quien es hoy el caso más evidente de un narco gobernante, aunque sin duda no el único. Todo esto, además de detalles muy graves, que pasaron casi desapercibidos, como dar trato oficial de “traidores a la patria” a los que tendieron la trampa al Mayo Zambada, entre otras demostraciones públicas que parecen apuntar a un contubernio estatal.Además, los servicios de inteligencia de Estados Unidos deben de contar con más información político-financiera de empresas y personas relevantes en la vida nacional ligados a estos grupos delictivos, esto sin contar los testimonios tanto del Chapo Guzmán y sus hijos, como del recientemente detenido Mayo Zambada. A todo lo anterior hay que sumar la reforma para la destrucción del Poder Judicial, con la consecuente elección de jueces y magistrados, la cual es claramente una de las grandes oportunidades del crimen organizado para hacerse de un mayor control de la vida política del país y así es vista por nuestros vecinos del norte.Por supuesto, la respuesta de nuestro gobierno, como lo sería la de cualquier otro, fue negar estas acusaciones e incluso decir que son “las armerías de Estados Unidos” las que verdaderamente tienen una alianza con los cárteles, ya que ellos les venden las armas. Si bien, esto tiene también una parte de verdad, es casi un detalle frente a la mimetización criminal de la que se acusa al gobierno mexicano. Entrar en estos dimes y diretes ha tenido algo productivo, y es que ¡por fin, después de 6 años! Ya estamos hablando seriamente de resolver un problema que a ambas naciones nos preocupa: la epidemia de salud por el tráfico de drogas y la enorme violencia e inseguridad que esto genera. Y a diferencia del sexenio anterior, nuestra presidenta sí parece tener la intención de hacer algo, aunque sea debido a presiones externas.Sin embargo, el problema más difícil a superar por la Dra. Sheinbaum no es con Mr. Trump y sus percepciones, sino con la propia estructura interna del gobierno mexicano. Así es, uno de los problemas más complicados que ha tenido la actual presidenta es no tener gente de su entera confianza dentro de posiciones clave ¡en su propio gobierno! Esto debido a que su predecesor sigue teniendo control de buena parte de las lealtades burocráticas. Para poder avanzar rápido en la solución al tema de seguridad Sheinbaum tendría que, por ejemplo, empoderar completamente a su leal Omar García Harfuch, para que éste hiciera su trabajo, contando con todo el respaldo del Ejército y la Marina o cuando menos de la Guardia Nacional, cosa que hasta el momento no ha podido ocurrir debido a intereses de terceros macuzpanos, que no quieren mucho a García Harfuch y que, por ejemplo, lo bajaron de la competencia por la CDMX o le han complicado el control de la Guardia Nacional, para labores de seguridad.Esta situación de falta de control no solo se da en las áreas de seguridad, sino que es algo generalizado en la administración federal y que ha dificultado el trabajo en diversas áreas. Del poder legislativo ni hablemos.El rompimiento de Sheinbaum y AMLO se antoja complicado y sobre todo de mediano-largo plazo, aunque irremediablemente tendrá que ocurrir. El factor Trump será probablemente un catalizador, y al país le urge deshacerse de las innombrables lealtades del sexenio anterior.Desde el gobierno han pedido a la ciudadanía cerrar filas con la representante del ejecutivo, pero para hacer eso necesitamos primero que ella sea verdaderamente la presidenta, si no, aunque todos cerremos filas siempre estará una voz que se nos imponga, aunque no queramos.En otras latitudes digitales…Mientras nosotros nos agarrábamos a las patadas con Sansó

Feb 7, 2025 - 16:09
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La credibilidad presidencial

A los políticos nunca hay que creerles sus palabras, solo a sus acciones. El problema de esta premisa es que podemos tardarnos mucho en conocer los verdaderos motivos que impulsan a nuestros dirigentes y solo podemos hablar con claridad de lo que ya pasó. Por ejemplo, al inicio del sexenio pasado no entendíamos el porqué de la estrategia “abrazos no balazos”, hoy, después de observar las acciones del expresidente, es el propio gobierno de los Estados Unidos quien concluye que el gobierno mexicano tiene una alianza con el crimen organizado ¡gravísimo! Sobre todo, cuando se acaba de nombrar a los cárteles como organizaciones terroristas. En otras palabras, es el equivalente a decir que nuestro gobierno es aliado de los terroristas.

Pero ¿en qué se basó el gobierno norteamericano para decir esto? De entrada, en las acciones de la administración anterior que todos vimos y aunque seguramente son solo la punta del iceberg, nos dejan un muy mal sabor de boca. Hechos como: la liberación de Ovidio Guzmán en el culiacanazo de 2019, el saludo de López Obrador a la mamá del Chapo Guzmán y sus constantes visitas a Badiraguato. La inacción de los militares ante la rampante violencia criminal. O la amañadísima elección de Sinaloa, donde hay información pública y testigos de la operación violenta del cártel para hacer gobernador a Rocha Moya, quien es hoy el caso más evidente de un narco gobernante, aunque sin duda no el único. Todo esto, además de detalles muy graves, que pasaron casi desapercibidos, como dar trato oficial de “traidores a la patria” a los que tendieron la trampa al Mayo Zambada, entre otras demostraciones públicas que parecen apuntar a un contubernio estatal.

Además, los servicios de inteligencia de Estados Unidos deben de contar con más información político-financiera de empresas y personas relevantes en la vida nacional ligados a estos grupos delictivos, esto sin contar los testimonios tanto del Chapo Guzmán y sus hijos, como del recientemente detenido Mayo Zambada. A todo lo anterior hay que sumar la reforma para la destrucción del Poder Judicial, con la consecuente elección de jueces y magistrados, la cual es claramente una de las grandes oportunidades del crimen organizado para hacerse de un mayor control de la vida política del país y así es vista por nuestros vecinos del norte.

Por supuesto, la respuesta de nuestro gobierno, como lo sería la de cualquier otro, fue negar estas acusaciones e incluso decir que son “las armerías de Estados Unidos” las que verdaderamente tienen una alianza con los cárteles, ya que ellos les venden las armas. Si bien, esto tiene también una parte de verdad, es casi un detalle frente a la mimetización criminal de la que se acusa al gobierno mexicano.

Entrar en estos dimes y diretes ha tenido algo productivo, y es que ¡por fin, después de 6 años! Ya estamos hablando seriamente de resolver un problema que a ambas naciones nos preocupa: la epidemia de salud por el tráfico de drogas y la enorme violencia e inseguridad que esto genera. Y a diferencia del sexenio anterior, nuestra presidenta sí parece tener la intención de hacer algo, aunque sea debido a presiones externas.

Sin embargo, el problema más difícil a superar por la Dra. Sheinbaum no es con Mr. Trump y sus percepciones, sino con la propia estructura interna del gobierno mexicano. Así es, uno de los problemas más complicados que ha tenido la actual presidenta es no tener gente de su entera confianza dentro de posiciones clave ¡en su propio gobierno! Esto debido a que su predecesor sigue teniendo control de buena parte de las lealtades burocráticas.

Para poder avanzar rápido en la solución al tema de seguridad Sheinbaum tendría que, por ejemplo, empoderar completamente a su leal Omar García Harfuch, para que éste hiciera su trabajo, contando con todo el respaldo del Ejército y la Marina o cuando menos de la Guardia Nacional, cosa que hasta el momento no ha podido ocurrir debido a intereses de terceros macuzpanos, que no quieren mucho a García Harfuch y que, por ejemplo, lo bajaron de la competencia por la CDMX o le han complicado el control de la Guardia Nacional, para labores de seguridad.

Esta situación de falta de control no solo se da en las áreas de seguridad, sino que es algo generalizado en la administración federal y que ha dificultado el trabajo en diversas áreas. Del poder legislativo ni hablemos.

El rompimiento de Sheinbaum y AMLO se antoja complicado y sobre todo de mediano-largo plazo, aunque irremediablemente tendrá que ocurrir. El factor Trump será probablemente un catalizador, y al país le urge deshacerse de las innombrables lealtades del sexenio anterior.

Desde el gobierno han pedido a la ciudadanía cerrar filas con la representante del ejecutivo, pero para hacer eso necesitamos primero que ella sea verdaderamente la presidenta, si no, aunque todos cerremos filas siempre estará una voz que se nos imponga, aunque no queramos.

En otras latitudes digitales…

Mientras nosotros nos agarrábamos a las patadas con Sansón, fue el pequeñísimo, casi ínfimo, presidente de Ecuador quien, sí nos puso aranceles del 27 por ciento, dejándonos una sonrisa de ¡ay ternuritaaa! en medio de toda esta problemática.