‘La vida en directo’, por Faustino Sáez. Su carta por los 10 años de Colgados del Aro by Endesa

Y en esas estábamos…allá por 2019. Intentando divertirnos y ser felices, nada más y nada menos… Celebrando la gesta de la selección femenina en el Europeo de Belgrado; admirando la segunda estrella Mundial conquistada por la masculina en Pekín; disfrutando del Baloncesto…

Cuando, meses después, la pandemia nos destartaló la vida y nos encerró en la incertidumbre. La etapa más dura para todos y también la más dura y especial para Colgados del Aro.
El humor en los tiempos del covid. Macondo en la época de las ciudades fantasma. 88 programas y cientos de horas de emisión en directo que quedarán para la historia del entretenimiento y que fueron sustento emocional para los fieles del programa y para los que lo descubrieron en aquellos días. Una mezcla de refugio y vía de escape que selló su compromiso con la gente, con su Chat, en la salud y en la enfermedad.

Días de recogimiento forzoso en los que estos profesionales del buen rollo abrieron la Barraca y se confinaron hacia fuera.
Colgados, siempre inclasificable, se transformó en algo aún más extraordinario. Un reducto de desconexión que mezcló lo mejor de los programas radiofónicos de madrugada, de los magazines televisivos de tarde y hasta de los espacios de cocina del mediodía. Con momentos para la risa innegociable, la información de servicio imprescindible y la terapia psicológica de urgencia.
Viralidad de la buena. Abrazos de empatía contra el distanciamiento social.
Por allí desfiló la mejor colección de protagonistas reunida en esos meses. Y con todos ellos aprendimos sobre la marcha a vivir la distopía. A compartir penas y alegrías, angustias y esperanza. La vida en directo.

El valor de estar. El compromiso de Acompañar. La ilusión de Entretener. Una aventura cargada de Indicius de genialidad que tocó la fibra a todos, menos al jurado de los Premios Ondas. Un vacío histórico en su palmarés.

Nos ayudasteis a abrazar soledades y miedos, a entretener insomnios y dilemas. Nos ayudasteis a escalar las desescaladas, a normalizar la nueva normalidad y a desalarmar los estados de alarma.
Lo de que íbamos a salir mejores no terminó de salir del todo bien. Pero los que vimos y vivimos Colgados del Aro aquellos días salimos con un claro mensaje de agradecimiento. Toñín, Juanma, Carolina, Mónica, Miguel, Nacho, Siro, Antoni… Gracias por todo. Gracias por tanto.

Si Colgados no existiera habría que inventarlo, así que valoremos el invento con honores… En tiempos de imposturas y paripés, reconozcamos el talento sin ínfulas y la naturalidad sin pretensiones… Honores a estos ilustres ignorantes que entendieron que el humor
es una cosa tan seria que, a veces, reír es la única salida.

Otro fin del mundo es posible
Salud y larga vida a Colgados del Aro

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