La vida es más fácil junto a un Splash

Desde que Klay Thompson nos enseñó que se pueden anotar 52 puntos teniendo el balón en las manos poco más de minuto y medio, la palabra ‘productividad’ entró en una nueva dimensión.

Y es que es alucinante cómo un jugador, con su mera presencia, con tan sólo ocupar su sitio en la curva, podía condicionar tanto su entorno. Las defensas se abrían, las ayudas dudaban, el spacing se multiplicaba… y aún así, sin la necesidad de pantalla y con el punteo en la cara… chof.

A esto, en más del 42% de las ocasiones y durante ocho años, nos acostumbró el Klay Thompson pre-lesión de los Golden State Warriors. Un escolta de lo más completo (defensa, cortes, penetraciones, generación off-ball…) al que sumaba el martillo pilón exterior como pura rutina.

Basta con su versión ‘metedora’

En Dallas ya no se espera, ni se le pide, nada que no sea esto último. Porque sólo con eso, el ambiente ya cambia a su alrededor. En los dos últimos partidos hemos disfrutado de cierto vestigio Splash Brother. Del Klay Thompson al que lo que menos le importa es la situación del defensor. Donde esté ni cómo de cerca.

El Klay que sólo necesita recibir, mirar y percutir. Una secuencia que se mide en centésimas.

6 de 11 ayer en triples. 7 de 11 ante Washigton. Casi 57% de efectividad. E imprescindible anoche para ganar a unos Pelicans que, con Zion Williamson (29 puntos), Trey Murphy (32) y Dejounte Murray (27), salieron decididos a no ponerle fáciles las cosas a los de Jason Kidd.

Cuatro jugadores rayando un gran nivel

El desahogo perimetral de Thompson fue una de las cuatro cosas que permitieron vencer a unos Mavericks que fueron a remolque todo el encuentro para terminar de golpear en el último y definitivo cuarto.

• Kyrie Irving: aprovechando el carril interior para atacar con su drible e inteligente uso del cuerpo una y otra vez (25 puntos, 9 rebotes, 6 asistencias).
• P.J. Washintgon: espectacular y omnipresente. Lo dejó todo, estirándose en ambos lados del parquet como una escultura de Giacometti (25 puntos, 14 rebotes, 8 asistencias).
• Daniel Gafford: partido perfecto (9 de 9). Poderoso y letal delante (5 rebotes ofensivos), un muro detrás. Y una secuencia de dos tapones que vale la pena mirar (minuto 3:37).

Buen partido también de Quentin Grimes desde la banca, sumando 17 tantos. Y es que en un duelo de derroche, donde ningún equipo se dejó nada en el tintero, los ataques se impusieron a las defensas para un marcador muy alto de 137 a 136.

Hasta que vuelva el esloveno

Ganar ante Washington fue un paseo obligado (15 derrotas seguidas), pero el partido ante NOLA, con muchos de sus efectivos de regreso, era un partido trampa y que han sabido sacar adelante. Para ello, mientras no vuelve Luka Doncic, las mejores versiones de Irving, Washington, Dinwiddie, o Gafford son vitales.

Y sí. También la del viejo Klay.

(Fotografía de portada de Matthew Hinton-Imagn Images)