La vida secreta de las hormigas

Ejércitos, trincheras y colonialismo: la vida de estos pequeños insectos es más emocionante de lo que imaginamos. La especie L. Humile ha conseguido invadir gran parte del mundo a través de ataques organizados, una historia que comenzó cuando una hormiga salió de su natal argentina en un barco rumbo a Nueva Orelans. La entrada La vida secreta de las hormigas se publicó primero en Ethic.

Ene 31, 2025 - 02:05
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La vida secreta de las hormigas

La guerra francoprusiana está considerada como una de las más cruentas e intensas de la historia reciente. La expectativa de vida de un teniente, o de algún soldado que estuviera en la primera línea de guerra en las trincheras en aquella disputada frontera, no rebasaba los once minutos. Por otra parte, en el esplendor de la era vikinga, hacia principios del siglo pasado, sucedieron incontables expediciones nórdicas en las que pueblos y localidades enteras en Europa fueron arrasadas con ira y sin misericordia por aquellos hombres guerreros y barbudos. Sin embargo, lo cierto es que ninguna de aquellas épicas travesías bélicas son comparables con lo que sucede en el mundo animal, más específicamente aún, en el mundo de las hormigas.

La historia comienza así. A finales del siglo XIX, una pequeña hormiga oriunda de los pantanos argentinos del río Paraná cambió el rumbo de su especie cuando se subió inesperadamente a un barco y viajó como polizón hacia Nueva Orleans. El nombre científico de esa hormiga (y de su especie) es Linepithema Humile, o, simplemente, L. Humile, y fue ella la encargada de conquistar el mundo fórmico. Y fue precisamente ese instinto bélico lo que llevó a esta pequeña hormiguita a erradicar a toda especie contraria a la suya, no solo en Nueva Orleans sino en todo Estados Unidos.

Uno de sus éxitos militares en cuanto a la estrategia es que, en vez de favorecer guerras internas de la especie (lo que solo las llevaría a perder soldados y energía), esta hormiga ha decidido cuidar de las suyas: cuando una L. Humile se encuentra con otra, ambas estiran las antenas y prueban los hidrocarburos que emanan de sus cuerpos. Si resulta que estos compuestos son iguales, entonces se revela que son de la misma especie. Entonces, si una de ellas se encuentra en una situación más desfavorecedora, es invitada al nido donde se le da de comer y es atendida como una hermana más. Pero si no detecta como propio el sabor de la otra hormiga, pone a disposición a todo el ejército que lleva detrás para que la extraña sea devorada y aniquilada. Las L. Humile son implacables y, aunque no son de gran talla o imponentes, siempre atacan en marabunta, y de esa manera vencen a otras hormigas que las superan notablemente en tamaño. Así lo ha contado Suzanne Sadedin, doctora en biología evolutiva e investigadora de la Universidad de Harvard, en un artículo de El País.

Si la L. Humile detecta a una hormiga de otra especie, pone a disposición a todo un ejército para aniquilarla

Lo curioso es que esta guerrera argentina no solo barrió con el mundo fórmico en Estados Unidos, sino que también emprendió sus conquistas más allá del continente americano. Llegó a Inglaterra y se convirtió en la especie dominante, lo mismo en la Europa continental, buena parte de Asia central, Japón, así como en Australia y Nueva Zelanda. Parece que esta especie naturalmente invasora no tiene rival.

La megacolonia en franca expansión

Una de las máximas de Sun-Tzu en su magna obra El arte de la guerra es que, para lograr la victoria, lo primero que hay que hacer, antes de conocer al enemigo, es conocerse a sí mismo. Y eso es exactamente lo que hace L. Humile con el reconocimiento de los hidrocarburos propios de la especie: debido a tantos años de endogamia, y a la predominancia territorial de la que goza actualmente, la diversidad de los hidrocarburos se ha reducido tanto que ahora es muy difícil encontrar a una hormiga que no sea vista como una hermana. Es decir, hoy es mucho más fácil detectar a una enemiga y aniquilarla, como explica Sadedin.

Ahora bien, aunque este tipo de hormiga se encuentra en prácticamente cada rincón del mundo, aún quedan algunas colonias que se resisten a la extinción y a ser arrasadas por esta particular vikinga. Una se encuentra en San Diego (California, Estados Unidos), y se cree que es producto de un grupo desertor de la colonia predominante. Sin embargo, no hay un buen augurio para su supervivencia, ya que, en las trincheras donde se enfrenta con L. Humile, se estima que mueren 30 millones de hormigas cada año. Y es que, centrándonos en los datos, la megacolonia global no tiene competencia: se calcula que está formada por 1.000 billones de hormigas.

Por otra parte, Xavier Espadaler, etimólogo del instituto de investigación medioambiental CREAF de la Universidad Autónoma de Barcelona, cuenta en la misma pieza que es una exageración hablar de «una guerra» entre L. Humile y las colonias aún restantes. El punto de su crítica es que no existe, como tal, una megacoordinación entre todas las hormigas de esa misma especie. Por lo tanto, no se puede hablar de que sea solo una mega colonia contra el resto del mundo.

No existe, como tal, una megacoordinación entre todas las hormigas de esa especie

No obstante, sí que destaca que la supercolonia más grande de un mismo linaje es la que se encuentra distribuida desde las costas italianas hasta la costa cantábrica española, pasando por todo el corredor mediterráneo. Hablamos de 6.000 kilómetros de la predominancia de L. Humile en esa zona, salvo por unas colonias en Cataluña que (todavía) resisten al embiste de esta guerrera de origen argentino.

Al margen del mito de la mega colonización

Al margen del mito de aquella hormiguita guerrera, la realidad muestra que la vida de estos insectos, y las relaciones entre sus grupos, es de mayor complejidad.

Entre la bibliografía especializada al respecto destaca Adventures among Ants, de Mark W. Moffet. En este libro, sostiene que hay más de 12.000 especies de hormigas, pero que solo una es invasora. Sobre este punto, Espadaler opina que más que un instinto férreo de lucha, es que se matan porque no pueden huir del sitio o porque se disputan alguna fuente de agua o alimento. Pero cuando tienen opción de escapar estando a campo abierto, así lo hacen. Y, respecto al conflicto entre la hormiga catalana y la europea, él sostiene que, por ejemplo, en Barcelona, coexisten perfectamente ambas especies. Sin embargo, lo cierto es que L. Humile está en cada rincón del mundo y, hasta hace menos de doscientos años, solo existía en el norte argentino, Uruguay, zonas de Brasil y Paraguay.

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