Las gallinas nunca pusieron huevos de oro

Trump creció aupado en sus mentiras y asesores y está triturando la justicia y la democracia a niveles de vértigo. No es tan difícil embarcarse en atrocidades con total impunidad. Aquí, a lomos de las Ana Rosa y las infinitas portadas, mientras la justicia viene ya tocada de serie. Así se eleva al poder a desaprensivos Lo más peligroso es lo que se está llevando por delante el huracán ultraderechista que se ha plasmado en el acceso de Donald Trump al poder, y que se había desatado desde luego hace tiempo. El magnate regresa montado en la ilegalidad: es un delincuente convicto de una treintena de delitos e indujo a la vista de todo el mundo el asalto al Capitolio. La norma que le permite eludir las condenas consiguientes es sin duda un error en la justicia estrictamente considerada. Ha llegado en la ilegalidad, pues, ha excarcelado a la brava a los que cumplían ya penas por la toma del Congreso y ha seguido cometiendo gruesas ilegalidades en apenas dos semanas de mandato. El gobierno de indeseables (en buena parte) que encabeza Trump ha sufrido algunas bajas por el tímido contrapeso del Senado que no los admitió como aptos. Pero tiene a un asesor, Elon Musk, no electo, con su equipo de imberbes de la vida, que ha entrado a saco en las instituciones, accediendo hasta a informaciones reservadas, como ha ocurrido en el caso de USAID, la Agencia Internacional para el Desarrollo, creada en 19p61 por John Fitzgerald Kennedy. Según publicó Musk, son unos “criminales” con los que hay que acabar por su carácter “izquierdista”. Hay gente que sigue entusiasmada con el presidente bravucón. De hecho se leen adhesiones muy inquietantes. Pero también se está contando la realidad de sus actos. Tremendos en algunos casos. “El equipo del multimillonario Elon Musk se hizo ayer con el control del sistema de pagos del Tesoro y consiguió acceder a la chequera con la que EEUU maneja unos seis billones de dólares anuales y a toda la información financiera de los ciudadanos y las empresas estadounidenses”, denunciaba de forma muy comprensible –además de numerosos congresistas demócratas– el actor John Cusack. Muy activo en la crítica razonada a lo que sucede en su país desde hace tiempo, regresó a X para contarlo. Y añadía: “Musk es un ciudadano privado que toma el control de las oficinas gubernamentales establecidas. Eso no es eficiencia; eso es un golpe de Estado”. Numerosos voces alertan por los fallos en la Seguridad real de Estados Unidos debido a los ceses y nombramientos que Trump ejecuta. Y de otros muchos problemas que se avecinan. Elon Musk se propone “reformar” el modo en el que se llevan las cuentas del Estado. Con Inteligencia Artificial. La suya. La destrucción del Estado va adelante, con ese sálvese el que pueda de este nuevo fascismo ultraliberal que no repara en víctimas. Si lo pensamos dos veces, los desalmados presidentes de Madrid y la Comunidad Valenciana fueron unos pioneros en la nueva modalidad de gestión de catástrofes. Y sin un atisbo de piedad. Las expulsiones vengativas de quienes investigaron a Trump en el Departamento de Justicia son otra muestra de que esta historia –la de la legalidad– sí se ha terminado en Estados Unidos mientras mande este equipo. La otra vertiente, el matonismo y las amenazas como política de expansión internacional deja pocas dudas de lo que está ocurriendo. Lo que ya hacen y lo que se proponen produce autentico vértigo. Trump  considera y así lo dijo en Despacho Oval, según la crónica del corresponsal de El País, que “los aranceles son muy poderosos, tanto económicamente como para conseguir todo lo demás que quieres. Nadie puede competir con nosotros, porque somos la gallina de los huevos de oro”. Condicionado a que sigan ganando como pretende. Parece ser que no cuenta, sino muy de lejos, con el efecto boomerang de su táctica. Se ha cargado ya, en dos semanas, un gran número de programas sociales y hasta la historia de su país: ha borrado –y esto lo contaba la corresponsal de TVE– la primera brigada de pilotos negros que hubo en Estados Unidos. Quién es y qué quiere hacer está clarísimo. Y su equipo le secunda con creces. Por otro lado, quienes se quejaron de Biden y Kamala Harris –con razón– no contaron con la estrecha alianza de Trump y Netanyahu. Reunidos en Washington este martes, hablaban de qué hacer con el alto el fuego en Gaza. Abordaban también la propuesta de Trump para deportar a 1,5 millones de gazatíes al extranjero –por su cuenta y riesgo, sin contar con las víctimas– y el programa nuclear iraní. Todo es susceptible de empeorar con estos mandatarios.   Y en cuanto a la guerra sobre Ucrania, la retirada de la ayuda estadounidense va a crear, se asegura, una crisis económica y humanitaria. En los tres años de guerra Washington les envió más de 34.000 millones de euros en asistencia no militar a través de USAID. Y es que Ucrania ofrece también oportunidades de nego

Feb 5, 2025 - 06:36
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Las gallinas nunca pusieron huevos de oro

Las gallinas nunca pusieron huevos de oro

Trump creció aupado en sus mentiras y asesores y está triturando la justicia y la democracia a niveles de vértigo. No es tan difícil embarcarse en atrocidades con total impunidad. Aquí, a lomos de las Ana Rosa y las infinitas portadas, mientras la justicia viene ya tocada de serie. Así se eleva al poder a desaprensivos

Lo más peligroso es lo que se está llevando por delante el huracán ultraderechista que se ha plasmado en el acceso de Donald Trump al poder, y que se había desatado desde luego hace tiempo. El magnate regresa montado en la ilegalidad: es un delincuente convicto de una treintena de delitos e indujo a la vista de todo el mundo el asalto al Capitolio. La norma que le permite eludir las condenas consiguientes es sin duda un error en la justicia estrictamente considerada. Ha llegado en la ilegalidad, pues, ha excarcelado a la brava a los que cumplían ya penas por la toma del Congreso y ha seguido cometiendo gruesas ilegalidades en apenas dos semanas de mandato.

El gobierno de indeseables (en buena parte) que encabeza Trump ha sufrido algunas bajas por el tímido contrapeso del Senado que no los admitió como aptos. Pero tiene a un asesor, Elon Musk, no electo, con su equipo de imberbes de la vida, que ha entrado a saco en las instituciones, accediendo hasta a informaciones reservadas, como ha ocurrido en el caso de USAID, la Agencia Internacional para el Desarrollo, creada en 19p61 por John Fitzgerald Kennedy. Según publicó Musk, son unos “criminales” con los que hay que acabar por su carácter “izquierdista”.

Hay gente que sigue entusiasmada con el presidente bravucón. De hecho se leen adhesiones muy inquietantes. Pero también se está contando la realidad de sus actos. Tremendos en algunos casos. “El equipo del multimillonario Elon Musk se hizo ayer con el control del sistema de pagos del Tesoro y consiguió acceder a la chequera con la que EEUU maneja unos seis billones de dólares anuales y a toda la información financiera de los ciudadanos y las empresas estadounidenses”, denunciaba de forma muy comprensible –además de numerosos congresistas demócratas– el actor John Cusack. Muy activo en la crítica razonada a lo que sucede en su país desde hace tiempo, regresó a X para contarlo. Y añadía: “Musk es un ciudadano privado que toma el control de las oficinas gubernamentales establecidas. Eso no es eficiencia; eso es un golpe de Estado”. Numerosos voces alertan por los fallos en la Seguridad real de Estados Unidos debido a los ceses y nombramientos que Trump ejecuta. Y de otros muchos problemas que se avecinan. Elon Musk se propone “reformar” el modo en el que se llevan las cuentas del Estado. Con Inteligencia Artificial. La suya. La destrucción del Estado va adelante, con ese sálvese el que pueda de este nuevo fascismo ultraliberal que no repara en víctimas. Si lo pensamos dos veces, los desalmados presidentes de Madrid y la Comunidad Valenciana fueron unos pioneros en la nueva modalidad de gestión de catástrofes. Y sin un atisbo de piedad.

Las expulsiones vengativas de quienes investigaron a Trump en el Departamento de Justicia son otra muestra de que esta historia –la de la legalidad– sí se ha terminado en Estados Unidos mientras mande este equipo. La otra vertiente, el matonismo y las amenazas como política de expansión internacional deja pocas dudas de lo que está ocurriendo. Lo que ya hacen y lo que se proponen produce autentico vértigo.

Trump  considera y así lo dijo en Despacho Oval, según la crónica del corresponsal de El País, que “los aranceles son muy poderosos, tanto económicamente como para conseguir todo lo demás que quieres. Nadie puede competir con nosotros, porque somos la gallina de los huevos de oro”. Condicionado a que sigan ganando como pretende. Parece ser que no cuenta, sino muy de lejos, con el efecto boomerang de su táctica.

Se ha cargado ya, en dos semanas, un gran número de programas sociales y hasta la historia de su país: ha borrado –y esto lo contaba la corresponsal de TVE– la primera brigada de pilotos negros que hubo en Estados Unidos. Quién es y qué quiere hacer está clarísimo. Y su equipo le secunda con creces.

Por otro lado, quienes se quejaron de Biden y Kamala Harris –con razón– no contaron con la estrecha alianza de Trump y Netanyahu. Reunidos en Washington este martes, hablaban de qué hacer con el alto el fuego en Gaza. Abordaban también la propuesta de Trump para deportar a 1,5 millones de gazatíes al extranjero –por su cuenta y riesgo, sin contar con las víctimas– y el programa nuclear iraní. Todo es susceptible de empeorar con estos mandatarios.  

Y en cuanto a la guerra sobre Ucrania, la retirada de la ayuda estadounidense va a crear, se asegura, una crisis económica y humanitaria. En los tres años de guerra Washington les envió más de 34.000 millones de euros en asistencia no militar a través de USAID. Y es que Ucrania ofrece también oportunidades de negocio para EEUU, además de para Rusia. Sin contar tampoco con los implicados. Es la moda actual, lo que se lleva.

Las reacciones a la avalancha trumpistas están siendo curiosas. Entre los afectados, calma y firmeza –aunque algunas versiones periodísticas hablen de acatamiento–. China responderá con aranceles a Estados Unidos, si ellos lo hacen. México y Canadá han negociado con Trump… y seguirán haciendo lo que hacían a cambio de al menos esa pausa de un mes que les ha dado el presidente estadounidense: vigilar las fronteras para evitar la inmigración (inexistente desde Canadá) o controlar el fentanilo, que tampoco es un problema externo de EEUU, sino interno y gravísimo. Y poco más. Ejército mexicano en la frontera.

Del otro lado tenemos a gobiernos serviles como el del ultra Bukele en El Salvador que se ofrecen a albergar campos de concentración para emigrantes, los que supuestamente la Administración Trump considere delincuentes. Es decir, todos. Según el presidente salvadoreño, Estados Unidos se ha comprometido a ayudar a El Salvador en el desarrollo de energía nuclear. En serio, con una población muy precarizada y casi con un par de siglos de retraso en el desarrollo y Bukele –y se supone que sus votantes–apuesta por la energía nuclear. De entrada lo que ha pedido es dinero para acoger a los presos y Trump habría aceptado. También anuncia The New York Times que están a punto de comenzar las deportaciones de migrantes a Guantánamo. La cárcel para terroristas en donde cuadrarian más quienes han propiciado este denigrante tratamiento a seres humanos.

De la reacción de la UE tengo la impresión de que podemos esperar poco.

En España asistimos el lunes para abrir semana de un espectáculo protagonizado por dos correligionarias de Trump. Ana Rosa Quintana daba micro y cámara a una Isabel Díaz Ayuso delirante que no se cortó en acusar al presidente del Gobierno de haber dicho que quería matarla y algunas fantasías más. Es digno de ser encausado judicialmente –de existir una justicia que se atreva a afrontar la permanente impunidad de esta señora–, pero desde luego alguien con el desequilibrio que evidencia no debería ostentar un cargo público. Con voz compungida y sin que su interlocutora hiciera otra cosa que seguir poniéndole alfombra para su actuación largó cuanto quiso y como quiso. La crónica de Íñigo Sáenz de Ugarte no pudo ser más acertada. No faltó más que un tipo maquillado de un Trump como de cartón piedra en el plató para que se le fuera presentada Ayuso como “la próxima presidenta de España”.

No es inverosímil. Trump creció aupado en sus mentiras e insultos a la cordura, con múltiples trampas, valga la redundancia. Y contó con asesores como Bannon, primero, y Elon Musk, ahora, dueño de la red X, y siempre con la Fox TV. Y así está triturando la justicia y con ella la democracia. Lo de Trump nos impactará seguro, pero, como ven, no es tan difícil soltar atrocidades y hacer auténticas atrocidades con total impunidad, y seguir en el puesto a lomos de las Ana Rosa de turno, los MAR y los Marhuenda –¿vieron aquello de la indigna campaña contra el novio de la novia?– y las infinitas portadas, mientras la justicia en su particular apuesta sigue dictando resoluciones que dan vergüenza ajena, por ser tan ostensiblemente tuertas. Y el coro mediático del clan las refuerza. Aquí la justicia viene tocada de serie. Y el periodismo del partido que paga publicidad o propaganda se enfanga cada día.

Con la tranquilidad de haber informado de lo que venía –y que era visible a cuantos ojos quisieran verlo–, cabe reiterar que un país con la justicia y la información tocadas y con grandes sectores sociales que tragan el producto sin el menor sentido crítico, se encuentra en grave peligro. Porque llega a elevar a desaprensivos al poder de destrucción sin cortapisas.

No todos en el mundo son sensatamente cobardes, hay ya muchos movimientos de rechazo y combate. Los perversos tienen hoy por hoy las de ganar, pero nunca se sabe. Si empezamos por racionalizar que las gallinas nunca pusieron huevos de oro –precisamente las gallinas, no– quizás se pueda dar la vuelta a todo esto.

   

 

 

  

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