Ni Ferrari ni Bugatti: Marruecos ha creado un hipercoche y su rey ha guardado las dos únicas unidades en su garaje

Hay un placer que comparten los multimillonarios: ser grandes propietarios de coches. A algunos también les gusta correr, tanto que cuando se quedan sin carné se dan el capricho de construirse un Nürburgring privado. Ciertos superdeportivos son tan obscenamente caros porque las unidades están contadas, y uno de los amantes de estos coches es el rey de Marruecos. Una de sus últimas adquisiciones es doble: los dos únicos e impresionantes Laraki Sahara que hay en el mundo. Es un hipercoche con líneas de ciencia ficción y es… ‘made in Marruecos’ Sahara. El empresario Abdesslam Laraki fundó la empresa homónima en 1999 y, entre otras cosas, se ha dedicado a diseñar yates y superdeportivos. Han lanzado varios modelos en este tiempo, siendo su última creación el capricho más reciente de Mohamed VI. El Laraki Sahara es un hipercoche, como ellos mismos definen en su web, y viendo no sólo su diseño, sino su interior, tiene todo el sentido. Se trata de un coche con 1.550 CV que tiene potencia para pasar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos gracias a un motor V8 de Chevrolet que despliega una velocidad máxima de 310 km/h. El motor es de siete litros, el coche cuesta dos millones de euros y sólo hay… dos. Los dos en posesión de Mohamed. Es un coche de videojuego: Fulgura. Más allá del Laraki Sahara, es interesante ver el historial de la propia compañía. Cuando fundaron la compañía en 1999, el sueño de Abdesslam Laraki y Abdeslam Laraki (padre e hijo, con un nombre que esconde una sutil diferencia) era construir el primer superdeportivo africano. Tenían recursos, desde luego, y en el Salón de Ginebra de 2002 se plantaron con dos prototipos del Laraki Fulgura. Sólo uno de ellos era funcional y, bajo una carrocería de fibra de carbono, escondía un Lamborghini Diablo de 1991. La versión final llegó en 2005 con un diseño bastante cambiado y un número muy escaso de unidades: 99. Era un monstruo de Frankenstein con motor Mercedes, pero que funcionaba. Como comentan en Sextamarcha, tenía el interior del Diablo, exterior de un F430 y elementos de Audi y Mercedes aquí y allá. En Xataka He conducido el nuevo Lamborghini Revuelto y tengo una cosa muy clara: estos superdeportivos son joyas que debemos salvar Artesanos con buen ojo. El Fulgura no fue un éxito, tampoco el segundo intento llamado Borac, pero con este empezamos a ver qué quería conseguir la compañía. El Borac tenía motor delantero y no se basaba en un diseño de otro fabricante, sino en el propio. El motor volvía a ser de otra compañía (un Mercedes-Benz V12) y, con un equipo técnico aconsejado en aquel momento por Peter Tutzer -trabajó en Bugatti o Pagani-, la idea era crear coches 100% norteafricanos en los que el único componente extranjero fuera el motor. La siguiente creación antes del Sahara fue el Epidóme. Nueve unidades en el mundo a dos millones de euros cada una y, con un motor V8 de un Chevrolet Corvette, podía alcanzar los 1.750 CV gracias a la gasolina de 110 octanos. El Borac De museo. Las celebridades con posibles son el público objetivo de estos superdeportivos, pero poco más. Las dos unidades del Sahara lo demuestra, ya que son coches que tienen ciertas capacidades teóricas, pero que realmente no se han probado en condiciones de calle. Y lo más seguro es que no veamos uno en carretera. Son piezas para ser admiradas, una obra de artesanía que la marca exhibe en ferias. MAYA. “Most advanced yet acceptable” es la filosofía de la compañía cuando diseña coches y, como ellos mismos exponen, aparte de los modelos comentados, trabajan con clientes selectos para crear coches aún más exclusivos destinados a colecciones privadas. Sin embargo, y aquí viene el girito, también diseñan coches para sectores como el del transporte, con taxis y autobuses eléctricos, así como coches compactos. Los yates y la arquitectura son otra de sus fuentes de ingresos. El concepto para un coche más... de calle Marruecos como país fabricante. Y, más allá de tener a este fabricante de hipercoches, Marruecos se está moviendo para ser uno de los rivales a batir en el coche eléctrico. Con los recientes aranceles al coche eléctrico chino y con los acuerdos comerciales con Europa, sumado a su posición geográfica, empresas chinas están viendo el país como una buena localización para sus plantas de ensamblado con las que esquivar los aranceles. Y las empresas del propio país también están empujando para tener algo que decir en el segmento de los coches de bajas emisiones del futuro con esa gran esperanza llamada hidrógeno… de la que cada dos por tres las grandes compañías se suben y bajan. Marruecos ya ha puesto la primera piedra para esa industria del automóvil. Ahora falta ver si su llegará más lejos que sus superdeportivos de exhibición. Imágenes | Laraki, Tim Dob

Feb 1, 2025 - 21:37
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Ni Ferrari ni Bugatti: Marruecos ha creado un hipercoche y su rey ha guardado las dos únicas unidades en su garaje

Ni Ferrari ni Bugatti: Marruecos ha creado un hipercoche y su rey ha guardado las dos únicas unidades en su garaje

Hay un placer que comparten los multimillonarios: ser grandes propietarios de coches. A algunos también les gusta correr, tanto que cuando se quedan sin carné se dan el capricho de construirse un Nürburgring privado. Ciertos superdeportivos son tan obscenamente caros porque las unidades están contadas, y uno de los amantes de estos coches es el rey de Marruecos.

Una de sus últimas adquisiciones es doble: los dos únicos e impresionantes Laraki Sahara que hay en el mundo. Es un hipercoche con líneas de ciencia ficción y es… ‘made in Marruecos’

Sahara. El empresario Abdesslam Laraki fundó la empresa homónima en 1999 y, entre otras cosas, se ha dedicado a diseñar yates y superdeportivos. Han lanzado varios modelos en este tiempo, siendo su última creación el capricho más reciente de Mohamed VI. El Laraki Sahara es un hipercoche, como ellos mismos definen en su web, y viendo no sólo su diseño, sino su interior, tiene todo el sentido.

Se trata de un coche con 1.550 CV que tiene potencia para pasar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos gracias a un motor V8 de Chevrolet que despliega una velocidad máxima de 310 km/h. El motor es de siete litros, el coche cuesta dos millones de euros y sólo hay… dos. Los dos en posesión de Mohamed.

Es un coche de videojuego:

Fulgura. Más allá del Laraki Sahara, es interesante ver el historial de la propia compañía. Cuando fundaron la compañía en 1999, el sueño de Abdesslam Laraki y Abdeslam Laraki (padre e hijo, con un nombre que esconde una sutil diferencia) era construir el primer superdeportivo africano. Tenían recursos, desde luego, y en el Salón de Ginebra de 2002 se plantaron con dos prototipos del Laraki Fulgura.

Sólo uno de ellos era funcional y, bajo una carrocería de fibra de carbono, escondía un Lamborghini Diablo de 1991. La versión final llegó en 2005 con un diseño bastante cambiado y un número muy escaso de unidades: 99. Era un monstruo de Frankenstein con motor Mercedes, pero que funcionaba. Como comentan en Sextamarcha, tenía el interior del Diablo, exterior de un F430 y elementos de Audi y Mercedes aquí y allá.

Artesanos con buen ojo. El Fulgura no fue un éxito, tampoco el segundo intento llamado Borac, pero con este empezamos a ver qué quería conseguir la compañía. El Borac tenía motor delantero y no se basaba en un diseño de otro fabricante, sino en el propio. El motor volvía a ser de otra compañía (un Mercedes-Benz V12) y, con un equipo técnico aconsejado en aquel momento por Peter Tutzer -trabajó en Bugatti o Pagani-, la idea era crear coches 100% norteafricanos en los que el único componente extranjero fuera el motor.

La siguiente creación antes del Sahara fue el Epidóme. Nueve unidades en el mundo a dos millones de euros cada una y, con un motor V8 de un Chevrolet Corvette, podía alcanzar los 1.750 CV gracias a la gasolina de 110 octanos.

Borac Laraki El Borac

De museo. Las celebridades con posibles son el público objetivo de estos superdeportivos, pero poco más. Las dos unidades del Sahara lo demuestra, ya que son coches que tienen ciertas capacidades teóricas, pero que realmente no se han probado en condiciones de calle. Y lo más seguro es que no veamos uno en carretera. Son piezas para ser admiradas, una obra de artesanía que la marca exhibe en ferias.

MAYA. “Most advanced yet acceptable” es la filosofía de la compañía cuando diseña coches y, como ellos mismos exponen, aparte de los modelos comentados, trabajan con clientes selectos para crear coches aún más exclusivos destinados a colecciones privadas. Sin embargo, y aquí viene el girito, también diseñan coches para sectores como el del transporte, con taxis y autobuses eléctricos, así como coches compactos.

Los yates y la arquitectura son otra de sus fuentes de ingresos.

Coche Laraki El concepto para un coche más... de calle

Marruecos como país fabricante. Y, más allá de tener a este fabricante de hipercoches, Marruecos se está moviendo para ser uno de los rivales a batir en el coche eléctrico. Con los recientes aranceles al coche eléctrico chino y con los acuerdos comerciales con Europa, sumado a su posición geográfica, empresas chinas están viendo el país como una buena localización para sus plantas de ensamblado con las que esquivar los aranceles.

Y las empresas del propio país también están empujando para tener algo que decir en el segmento de los coches de bajas emisiones del futuro con esa gran esperanza llamada hidrógeno… de la que cada dos por tres las grandes compañías se suben y bajan. Marruecos ya ha puesto la primera piedra para esa industria del automóvil. Ahora falta ver si su llegará más lejos que sus superdeportivos de exhibición.

Imágenes | Laraki, Tim Dobbelaere, Ron Raffety

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La noticia Ni Ferrari ni Bugatti: Marruecos ha creado un hipercoche y su rey ha guardado las dos únicas unidades en su garaje fue publicada originalmente en Xataka por Alejandro Alcolea .