Cuando juzgaron a Raquel Sastre creyendo que era 'Barbijaputa': "Recibió una querella de 106 folios y después fue a peor"
Raquel Sastre tuvo que responder por pruebas surrealistas y carentes de fundamento durante dos años.
Estos días se juzga a la tuitera conocida como Barbijaputa por unos tuits humorísticos que podrían incurrir en un delito de odio y que según los demandantes, serían un ataque contra la comunidad judía y una burla al holocausto.
A raíz del juicio se supo que Barbijaputa, que durante más de una década permaneció en el anonimato, era María P. B., de 44 años. Ella creó la cuenta de Twitter que la hizo famosa en 2009, con tanta repercusión que ahora vive de sus redes sociales y colaboraciones en medios de comunicación.
Pero la obsesión por saber quién era Barbijaputa, un perfil muy crítico con la derecha y determinados personajes, viene de lejos y hasta tal punto llegó que llegaron a demandar a la cómica Raquel Sastre con todo tipo de pruebas peregrinas, en un proceso judicial que duró dos años.
David Bravo, un conocido abogado especializado en derecho informático, propiedad intelectual, libertad de expresión y derecho al honor, ha recordado aquel caso.
"En relación con el juicio seguido contra Barbijaputa, recordaros una de las partes más esperpénticas de este caso: la confundieron con la cómica Raquel Sastre, que recibió una querella de 106 folios, atribuyéndole ser ella Barbijaputa sin ser ella nada de eso. Después fue a peor", contaba Bravo.
Durante el juicio, los demandantes aportaron lo que a ellos les parecían pruebas de que Sastre era Barbijaputa. "Le mostraron fotos de su Instagram y del de Barbijaputa para que explicara cómo podía darse la coincidencia de que las dos tuvieran persianas en su casa", dice Bravo.
"En el interrogatorio [el demandante] comparó las fotos y señaló que las dos eran personas blancas, que una vez usaron moño y que tenían el pelo largo y lunares en la piel aunque en diferentes sitios", exponía el abogado sobre lo peregrino de las pruebas.
El querellante no quiso que el caso se archivara y para que eso no ocurriera "aportó una nueva prueba: un comentario de alguien que conocía a Barbi y que dijo que tenía unos "ojos fascinantes". A la querellante le parecía que Raquel también los tenía y por tanto se refería a ella".
Más adelante, la querellante quiso que la policía científica analizara la risa de Raquel Sastre con un audio de la radio en el que se oía reír a Barbijaputa.
Finalmente el juzgado identificó a la persona que estaba bajo el pseudónimo Barbijaputa y archivó las actuaciones contra ella tras un par de años de procedimiento.
La propia Raquel sastre compartió el hilo de Twitter de su abogado aportando otro recuerdo de aquel surrealista juicio: "Sacó una foto del IG de Barbi, del interior de su casa, con baldosas ocres medianas. Lo comparó con una foto de mi IG, en la calle, donde se ven baldosas amarillas grandes. Dijo que si reconocía las baldosas. Contesté que, según su lógica, también era Dorothy del Mago de Oz".