El icónico hotel de 102 años donde hay que ponerse guantes para hojear el libro de visitas
Se hospedaron reyes y reinas, rockstars, modelos, intelectuales y políticos. Es sinónimo de Río de Janeiro, pero también de lujo, gastronomía y una historia tan rica como los platos de autor del restaurante Cipriani, que ostenta una estrella Michelin.
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![El Copacabana Palace se inauguró en 1923 y estuvo a cargo del arquitecto francés Joseph Gire.](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/JJK2KEP33NC2JK4BOZ2MQC2QZM.jpg?auth=ccf937521e28486dad38c3aac20bc55e9763a756ee66096dbd5c19a7aa7dca40&smart=true&width=1958&height=1101)
Desde que abrió sus puertas hace 102 años frente a una de las playas más emblemáticas del planeta, el “Copa”, ahora Belmond Copacabana Palace, es un imán para turistas de todo el mundo que quieren revivir la época de oro de las celebridades que se hospedaron en sus suites con vistas panorámicas al océano. Desde Janis Joplin, Ray Charles, Sammy Davis Jr., hasta Lady Di, Madonna, Mick Jagger, Paul McCartney, Orson Welles y Jane Fonda, la actriz que se bañó desnuda en la piscina semi olímpica. Para hojear el libro de visitas los visitantes tienen que cumplir con el ritual de calzarse guantes blancos de puro algodón. La ceremonia requiere los máximos cuidados ya que el libro, como el hotel, forman parte del acervo patrimonial de la ciudad carioca.
El 5 estrellas se construyó por pedido del presidente Epitácio Pessoa a los empresarios Octávio Guinle y Octávio Rocha Miranda para alojar a los visitantes de la Exposición del Centenario de la Independencia de Brasil. Corría el año 1919 y Brasil se preparaba para recibir a jefes de Estado y personajes ilustres de todo el mundo, que llegarían en 1922 para la expo. Pessoa quería poner a Brasil en el mapa internacional, pero no llegó a tiempo. El Copacabana Palace se inauguró oficialmente el 13 de agosto de 1923, un año después de lo previsto.
El proyecto estuvo a cargo del arquitecto francés Joseph Gire, responsable de otras obras en la ciudad, como el Hotel Glória. El edificio se construyó sobre la Avenida Atlántica al 1700, donde sólo había un arenal. Para subrayar la importancia del futuro hito, trajeron cemento alemán, mármol de carrara, vidrios y arañas de la antigua Checoslovaquia, muebles franceses, alfombras orientales y cristales de Bohemia.
Desde el vamos, su paleta de materiales exclusivos anticipaba el nivel de pasajeros que aspiraban recibir. Y no se equivocaron. Su presencia funcionó como un faro que iluminaba la ciudad con brillo propio y con los destellos de las leyendas que allí se alojaron. Se dice que Ava Gardner bebió whisky en la Golden Room, el primer salón de espectáculos de América Latina, por donde pasaron Ella Fitzgerald, Marlene Dietrich, Ray Charles y Nat King Cole. Otro mito se refiere al insólito pedido de Lady Di: que le apagaran las luces para nadar unos largos de madrugada, lejos de las cámaras. La discreción, amiga de esos lujos, no permitió confirmar ni desmentir estas historias.
Brigitte Bardot apoyada en el balcón, o Antonio Banderas haciendo una pirueta completan el álbum de celebridades del complejo que pasó de manos en 1989, cuando la familia de Octávio Guinle le vendió el Copa al grupo Orient-Express, que más tarde pasó a llamarse Belmond. Actualmente, el hotel es propiedad del grupo francés LVMH, que compró Belmond en diciembre de 2018.
Las 239 habitaciones se acomodan en 8 plantas que ocupan 11 mil metros cuadrados, de acuerdo a la última remodelación que refrescó el estilo y puso en valor los revestimientos. Entre los guiños locales, el hotel ofrece las tradicionales ojotas Hawaianas de colores, en vez de las típicas chinelas blancas de toalla. Sombrillas en la playa y la pileta, spa, tres restaurantes y servicios premium completan la oferta. En el último piso, 7 penthouses de 100 m2 con acceso a una pileta exclusiva, de color negro.
Un viaje al sabor
El chef italiano Nello Cassese (38) está al frente del Ristorante Hotel Cipriani desde 2016, uno de los más celebrados del hotel, que también es símbolo de Río de Janeiro. Con una estrella Michelin en su haber, combina sabores de Nápoles, su tierra natal, con ingredientes y notas típicas de Río de Janeiro. “Me interesa trabajar una cocina italiana más moderna y ligera, sin perder su autenticidad”, dice el responsable de posicionar al Cipriani como el mejor restaurante italiano fuera de Italia, según el 50 Top Italy 2024, además de figurar en el reconocido ranking Latin America’s 50 Best Restaurants.
Cassese propone 11 o 14 pasos en un menú que navega por tradiciones ancestrales del norte al sur de Italia, y recorre influencias asiáticas y latinoamericanas. Cítricos, mariscos de la costa siciliana, pastas y salsas a modo de homenaje a sus raíces: a los 20 años fue galardonado como el Mejor chef de la Toscana.
El menú comienza con cuatro snacks diseñados para comer de un solo bocado, que incluyen: una reinterpretación del aperitivo italiano con gel inspirado en el cóctel Milano-Torino -origen del Negroni-, mousse de queso de cabra, maní y aceituna verde; una tarteleta Rossini en homenaje al clásico de Carême; un cannolo de tartar de atún con puré de naranja quemada; y una cestita de mar y tierra con tinta de calamar, gel de guanciale y mousse de pescado blanco ahumado.
El circuito de sabores sigue con tartar de camarones con garum de anchoa, una versión única de ensalada rusa, risotto con mantequilla ácida, emulsión de erizo, ostra ahumada, miso rojo y aire de lechuga de mar. La carne Dry Age, madurada durante 40 a 50 días, se sirve a la brasa con ciambotta (guiso de verduras típico del sur de Italia) y emulsión de tomate, carne y jarabe ahumado de whisky.
La experiencia concluye con una nueva versión del tiramisú y el “Agrumi”, un postre refrescante elaborado con cítricos, ricota de oveja y pistacho.
El Copacabana Palace es un destino en sí mismo, que remite al glamour y el refinamiento de las épocas doradas. Un oasis en medio de la agitada ciudad donde la vida es eso que pasa entre carnaval y carnaval. Por eso, los rituales, las fiestas y todo lo que esté relacionado a la alegría y el baile dice presente en las terrazas y balcones del hotel, perfectos miradores de la Cidade Maravilhosa.