En Olivos, algo cayó a sus pies y descubrió que se trataba de un recién nacido: “Todavía estaba en el huevo”

Tomaba sol en un club de Olivos cuando sintió que algo pequeño cayó al lado de sus pies descalzos. Pensó que el viento había llevado alguna rama o montón de hojas pero cuando se dispuso a ver qué había sucedido se encontró con algo inesperado. Se trataba de un huevo roto con un pichón de pato en su interior.Levantó la vista y detectó un carancho posado en lo alto del pino que daba sombra en el lugar. Comprendió que el ave rapaz quizás había capturado al patito pero lo perdió en el camino. El pichón, que todavía estaba en el huevo, conservaba su vitelo (es decir, el conjunto de sustancias que se encuentran en el interior de un huevo y que nutren al embrión), por lo que la mujer pudo suponer que había eclosionado hacía poco tiempo. De inmediato se puso en contacto con la Fundación Temaikèn para solicitar ayuda.Al adoptarla una cirugía menor complicó la vida feliz que le habían prometido pero tomaron una decisión: “Todos se enamoran de ella”Un nido en altura que resultó inseguroAunque la gran mayoría de los patos hace nidos en ambientes palustres cercanos al agua en el suelo -formando un montículo de pequeñas fibras vegetales y oculto entre pastizales- en el caso del pato barcino (Anas flavirostris) no es así. Esta especie hace nidos en altura y busca huecos naturales u hojas de palmera. Los adultos llevan allí fibras vegetales y preparan un nido mullido, que terminan con un tamizado de plumón del abdomen propio de la hembra. En ese nido sucede la ovoposición, es decir, la puesta de huevos, que suelen ser en promedio 8 huevos y comienza la incubación ahí.Pero esa no era la suerte que había corrido ese patito. El pichón requería cuidados muy exhaustivos. Por eso fue alojado en el Centro de Incubación y Recría, ubicado en las instalaciones del Centro de Recuperación de Especies de Fundación Temaikèn (CRET). Allí se le proporcionó un ambiente con temperatura y lámpara de calor específica con el objetivo de simular la protección del cobijo de las plumas que le brinda su madre.“Necesitan del cuidado de sus padres”En cuanto al desarrollo al salir del huevo, el grupo que incluye a los patos, las grullas, los faisanes, los pavos reales y las gallinas, entre otros, “nace con un cuerpo cubierto de plumón, tiene movimientos coordinados, ojos abiertos y, prácticamente, se puede valer por sí mismo pero necesita del cuidado y aprendizaje de los padres”, explica Andrés Suares, Coordinador de la Población Animal de Fundación Temaikèn.Los primeros días, y una vez que se seca el plumón con el que nacen, los patitos están siempre en cercanías de la mamá y la siguen donde ella vaya. Si bien podrían comer solos, necesitan de un gran repertorio de enseñanzas en comportamiento que se las imparten los padres- en este caso la madre-. De los adultos aprenden a comer, a llegar al agua (aunque ya naturalmente saben nadar) y a desarrollar habilidades de natación.“En todo momento ellos necesitan abrigo y por eso es muy común que a los patitos se los vea en el dorso o entre las alas de la madre, o la madre se hace a orillas del cuerpo de agua y se le ponen todos abajo para secarse de alguna manera y empezar a abrigarse”, aclara Suares.Con respecto de la ingesta, el patito no requería alimentación pico a pico de parte de la madre o del padre, pero sí aprender comportamientos que le aseguran los adultos. En la naturaleza, por imitación, empiezan a saber qué comer. Al comienzo, la ingesta es de pequeños organismos acuáticos y vegetales que encuentran en el agua y que los padres van picoteando y arrancando y les van enseñando cómo comer.“Hicimos títeres y el pichón los adoptó como sus padres”“Para asegurarnos de que el patito tuviese todas esas condiciones, aplicamos procedimientos y protocolos de alimentación y comportamiento de aves nidífugas que están estudiados y que buscan simular lo más posible tanto la dieta como el lugar adecuado para los primeros días de vida y para que puedan comenzar a crecer. Para eso confeccionamos tutores (o títeres), que el pichón adoptó como si fueran sus padres”, dice el especialista.Así se le empezó a suministrar alimentación mediante un protocolo específico, elaborado por el área de nutrición y se ambientó el pequeño recinto también como una especie de pastizal. Con esto se recreó una situación donde el patito estaba cerca del nido con los padres, con la temperatura que ellos le proporcionarían y la alimentación correspondiente.“Al criar animales desde tan pequeños, para evitar que adquieran impronta (identificación) con sus cuidadores humanos, utilizamos pequeñas simulaciones de títeres y ambientamos el lugar donde se los cría con vegetación para que ellos se sientan resguardados y que simule, en el caso de este patito, la orilla de un lugar palustre”, detalla Suares. Y continúa: “una vez que pasa esos primeros días en los que puede llegar a provocarse la impronta, resguardamos su buen crecimiento, que el animal adquiera todo el plumaje completo, que tenga las plumas remeras de las alas bien completas y que

Feb 6, 2025 - 08:01
 0
En Olivos, algo cayó a sus pies y descubrió que se trataba de un recién nacido: “Todavía estaba en el huevo”

Tomaba sol en un club de Olivos cuando sintió que algo pequeño cayó al lado de sus pies descalzos. Pensó que el viento había llevado alguna rama o montón de hojas pero cuando se dispuso a ver qué había sucedido se encontró con algo inesperado. Se trataba de un huevo roto con un pichón de pato en su interior.

Levantó la vista y detectó un carancho posado en lo alto del pino que daba sombra en el lugar. Comprendió que el ave rapaz quizás había capturado al patito pero lo perdió en el camino. El pichón, que todavía estaba en el huevo, conservaba su vitelo (es decir, el conjunto de sustancias que se encuentran en el interior de un huevo y que nutren al embrión), por lo que la mujer pudo suponer que había eclosionado hacía poco tiempo. De inmediato se puso en contacto con la Fundación Temaikèn para solicitar ayuda.

Al adoptarla una cirugía menor complicó la vida feliz que le habían prometido pero tomaron una decisión: “Todos se enamoran de ella”El patito todavía estaba en el huevo cuando fue encontrado.

Un nido en altura que resultó inseguro

Aunque la gran mayoría de los patos hace nidos en ambientes palustres cercanos al agua en el suelo -formando un montículo de pequeñas fibras vegetales y oculto entre pastizales- en el caso del pato barcino (Anas flavirostris) no es así. Esta especie hace nidos en altura y busca huecos naturales u hojas de palmera. Los adultos llevan allí fibras vegetales y preparan un nido mullido, que terminan con un tamizado de plumón del abdomen propio de la hembra. En ese nido sucede la ovoposición, es decir, la puesta de huevos, que suelen ser en promedio 8 huevos y comienza la incubación ahí.

Pero esa no era la suerte que había corrido ese patito. El pichón requería cuidados muy exhaustivos. Por eso fue alojado en el Centro de Incubación y Recría, ubicado en las instalaciones del Centro de Recuperación de Especies de Fundación Temaikèn (CRET). Allí se le proporcionó un ambiente con temperatura y lámpara de calor específica con el objetivo de simular la protección del cobijo de las plumas que le brinda su madre..

“Necesitan del cuidado de sus padres”

En cuanto al desarrollo al salir del huevo, el grupo que incluye a los patos, las grullas, los faisanes, los pavos reales y las gallinas, entre otros, “nace con un cuerpo cubierto de plumón, tiene movimientos coordinados, ojos abiertos y, prácticamente, se puede valer por sí mismo pero necesita del cuidado y aprendizaje de los padres”, explica Andrés Suares, Coordinador de la Población Animal de Fundación Temaikèn.

Los primeros días, y una vez que se seca el plumón con el que nacen, los patitos están siempre en cercanías de la mamá y la siguen donde ella vaya. Si bien podrían comer solos, necesitan de un gran repertorio de enseñanzas en comportamiento que se las imparten los padres- en este caso la madre-. De los adultos aprenden a comer, a llegar al agua (aunque ya naturalmente saben nadar) y a desarrollar habilidades de natación.AL patito se le proporcionó un ambiente que simulaba el nido de sus padres.

“En todo momento ellos necesitan abrigo y por eso es muy común que a los patitos se los vea en el dorso o entre las alas de la madre, o la madre se hace a orillas del cuerpo de agua y se le ponen todos abajo para secarse de alguna manera y empezar a abrigarse”, aclara Suares.

Con respecto de la ingesta, el patito no requería alimentación pico a pico de parte de la madre o del padre, pero sí aprender comportamientos que le aseguran los adultos. En la naturaleza, por imitación, empiezan a saber qué comer. Al comienzo, la ingesta es de pequeños organismos acuáticos y vegetales que encuentran en el agua y que los padres van picoteando y arrancando y les van enseñando cómo comer..

“Hicimos títeres y el pichón los adoptó como sus padres”

“Para asegurarnos de que el patito tuviese todas esas condiciones, aplicamos procedimientos y protocolos de alimentación y comportamiento de aves nidífugas que están estudiados y que buscan simular lo más posible tanto la dieta como el lugar adecuado para los primeros días de vida y para que puedan comenzar a crecer. Para eso confeccionamos tutores (o títeres), que el pichón adoptó como si fueran sus padres”, dice el especialista.

Así se le empezó a suministrar alimentación mediante un protocolo específico, elaborado por el área de nutrición y se ambientó el pequeño recinto también como una especie de pastizal. Con esto se recreó una situación donde el patito estaba cerca del nido con los padres, con la temperatura que ellos le proporcionarían y la alimentación correspondiente.Luego de nueves meses, el pato fue liberado en una reserva privada de Escobar.

“Al criar animales desde tan pequeños, para evitar que adquieran impronta (identificación) con sus cuidadores humanos, utilizamos pequeñas simulaciones de títeres y ambientamos el lugar donde se los cría con vegetación para que ellos se sientan resguardados y que simule, en el caso de este patito, la orilla de un lugar palustre”, detalla Suares.

Y continúa: “una vez que pasa esos primeros días en los que puede llegar a provocarse la impronta, resguardamos su buen crecimiento, que el animal adquiera todo el plumaje completo, que tenga las plumas remeras de las alas bien completas y que alcance el peso adecuado de un animal subadulto”..

Final feliz: de regreso a la naturaleza

Luego de unos meses de crianza asistida y sostenida, el patito fue trasladado a un ambiente externo especialmente acondicionado, que le permitió continuar con su desarrollo. Allí convivió con otras especies similares y se realizaron observaciones clave para evaluar su posible liberación: uso de la pileta y actitud evasiva ante la presencia humana, comportamiento fundamental para poder evaluar sus posibilidades para regresar a la vida silvestre. Esos dos aspectos sumados a una buena alimentación por iniciativa propia y la capacidad de hacer vuelos cortos le permitieron obtener el alta sanitaria y comportamental para regresar a la naturaleza.

Con nueve meses de edad, el pato fue liberado en una reserva privada en Belén de Escobar. Como es época de nidificación, probablemente busque una pareja y comience a preparar el territorio para que nazcan sus pichones.

Cuando llegue el invierno, se trasladará junto a otros de su especie a zonas como cuerpos de agua o sembradíos donde abunde el alimento: pequeños crustáceos, pequeños moluscos, alevines de peces, etc. Su pico, con el característico formato filtrador, les permite obtener los nutrientes de la orilla y la superficie acuática. El rápido accionar de la mujer permitió que la ayuda llegara a tiempo para darle al patito una segunda oportunidad y la posibilidad de regresar a la naturaleza, donde pertenece.

Compartí una historia

Si tenés una historia de adopción, rescate, rehabilitación o ayudaste a algún animal en situación de riesgo y querés contar su historia, escribinos a bestiariolanacion@gmail.com