La gran paradoja del móvil en la adolescencia: son malos para el rendimiento y la salud mental, pero prohibirlos en la escuela no sirve

En los últimos años, el gran tema educativo de medio mundo ha sido exactamente el mismo: qué hacer con los móviles en la escuela. Hasta tal punto ha llegado la polémica que como dice Laura Cano, "la digitalización de los menores está polarizando a las familias dentro y fuera del aula". Y lo peor de todo es que no tenemos datos que nos permitan saber si alguna de las dos opciones tienen más sentido que la otra. Hasta ahora pensábamos que era porque los estudios estaban sesgados, ahora acabamos de descubrir que es por algo más. El mayor estudio global hasta la fecha. 1227 estudiantes de 30 escuelas de Inglaterra que han estado monitorizando durante un año desde la Universidad de Birmingham. No sólo han conseguido sus registros de uso de redes sociales, sino toda una batería de resultados de salud mental, bienestar, calidad del sueño y actividad física. Entre esos alumnos había unos que estaban en centros que habían prohibido el uso de smartphones durante la jornada escolar y otros que no. En Xataka Hay padres en contra de prohibir el uso del móvil en los colegios. Y la ciencia les da la razón ¿Qué han averiguado? Lo interesante es que los investigadores han descubierto que no hay diferencias en entre los dos grupos de estudiantes. Ni en bienestar mental, ni en trastornos emocionales, ni en sedentarismo, ni niveles de descanso. Tampoco había diferencias sustanciales en logros académicos o en comportamiento negativo. Es cierto que las prohibiciones de teléfonos llevaron a una ligera disminución del uso de los teléfonos (unos 40 minutos menos) y las redes sociales (unos 30 minutos), pero el impacto es demasiado epqueño como para ser significativo. ¿Entonces da igual el tiempo que pasen los adolescentes con el móvil? No exactamente. El estudio ha encontrado que hay "un vínculo entre pasar más tiempo de uso y peores resultados en todos las cosas estudiadas". Lo que ocurre es que la prohibición en las escuelas no tiene suficiente impacto en la vida de los jóvenes como para ser determinante. Es decir, como explica la profesora Miranda Pallan, de la Universidad de Birmingham, la investigación muestra que "abordar el uso general del teléfono debería ser una prioridad para mejorar la salud y el bienestar entre los adolescentes", pero "las políticas escolares no son la solución milagrosa para prevenir los efectos perjudiciales". De hecho, podemos estar bastante seguros de que "las políticas restrictivas sobre el uso recreativo de los teléfonos en las escuelas no conducen a mejores resultados entre los estudiantes". ¿Y qué hacemos? Esto parece reforzar las ideas que algunos expertos llevan años defendiendo. Jose César Perales, catedrático de psicología de la UGR, denunciaba el año pasado que "se toma una medida cosmética [las prohibiciones], mientras que las que sí podrían contribuir a mejorar la salud mental de nuestros adolescentes siguen en algún cajón". Corremos el riesgo, nos vienen a decir estos expertos, de desviar los ya exiguos recursos del sistema hacia medidas con poco retorno. "Lo que en realidad dice la evidencia es que la crianza", decía Perales "admite una enorme variabilidad y que, una vez cubiertas las necesidades materiales y afectivas, casi todos los impactos de la forma concreta de crianza son bastante pequeños". Igual es hora de repensar cómo estamos distribuyendo los recursos. Imagen | Tim Reckmann En Xataka | Solos y conectados, la paradoja de la soledad en la época de los mil "amigos" en redes - La noticia La gran paradoja del móvil en la adolescencia: son malos para el rendimiento y la salud mental, pero prohibirlos en la escuela no sirve fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .

Feb 7, 2025 - 10:35
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La gran paradoja del móvil en la adolescencia: son malos para el rendimiento y la salud mental, pero prohibirlos en la escuela no sirve

La gran paradoja del móvil en la adolescencia: son malos para el rendimiento y la salud mental, pero prohibirlos en la escuela no sirve

En los últimos años, el gran tema educativo de medio mundo ha sido exactamente el mismo: qué hacer con los móviles en la escuela. Hasta tal punto ha llegado la polémica que como dice Laura Cano, "la digitalización de los menores está polarizando a las familias dentro y fuera del aula".

Y lo peor de todo es que no tenemos datos que nos permitan saber si alguna de las dos opciones tienen más sentido que la otra. Hasta ahora pensábamos que era porque los estudios estaban sesgados, ahora acabamos de descubrir que es por algo más.

El mayor estudio global hasta la fecha. 1227 estudiantes de 30 escuelas de Inglaterra que han estado monitorizando durante un año desde la Universidad de Birmingham. No sólo han conseguido sus registros de uso de redes sociales, sino toda una batería de resultados de salud mental, bienestar, calidad del sueño y actividad física.

Entre esos alumnos había unos que estaban en centros que habían prohibido el uso de smartphones durante la jornada escolar y otros que no.

¿Qué han averiguado? Lo interesante es que los investigadores han descubierto que no hay diferencias en entre los dos grupos de estudiantes. Ni en bienestar mental, ni en trastornos emocionales, ni en sedentarismo, ni niveles de descanso. Tampoco había diferencias sustanciales en logros académicos o en comportamiento negativo.

Es cierto que las prohibiciones de teléfonos llevaron a una ligera disminución del uso de los teléfonos (unos 40 minutos menos) y las redes sociales (unos 30 minutos), pero el impacto es demasiado epqueño como para ser significativo.

¿Entonces da igual el tiempo que pasen los adolescentes con el móvil? No exactamente. El estudio ha encontrado que hay "un vínculo entre pasar más tiempo de uso y peores resultados en todos las cosas estudiadas". Lo que ocurre es que la prohibición en las escuelas no tiene suficiente impacto en la vida de los jóvenes como para ser determinante.

Es decir, como explica la profesora Miranda Pallan, de la Universidad de Birmingham, la investigación muestra que "abordar el uso general del teléfono debería ser una prioridad para mejorar la salud y el bienestar entre los adolescentes", pero "las políticas escolares no son la solución milagrosa para prevenir los efectos perjudiciales". De hecho, podemos estar bastante seguros de que "las políticas restrictivas sobre el uso recreativo de los teléfonos en las escuelas no conducen a mejores resultados entre los estudiantes".

¿Y qué hacemos? Esto parece reforzar las ideas que algunos expertos llevan años defendiendo. Jose César Perales, catedrático de psicología de la UGR, denunciaba el año pasado que "se toma una medida cosmética [las prohibiciones], mientras que las que sí podrían contribuir a mejorar la salud mental de nuestros adolescentes siguen en algún cajón". Corremos el riesgo, nos vienen a decir estos expertos, de desviar los ya exiguos recursos del sistema hacia medidas con poco retorno.

"Lo que en realidad dice la evidencia es que la crianza", decía Perales "admite una enorme variabilidad y que, una vez cubiertas las necesidades materiales y afectivas, casi todos los impactos de la forma concreta de crianza son bastante pequeños". Igual es hora de repensar cómo estamos distribuyendo los recursos.

Imagen | Tim Reckmann

En Xataka | Solos y conectados, la paradoja de la soledad en la época de los mil "amigos" en redes

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La noticia La gran paradoja del móvil en la adolescencia: son malos para el rendimiento y la salud mental, pero prohibirlos en la escuela no sirve fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .