Soy experto en calderas y esto es lo que pasa si la apagas todas las noches: «Como norma…»
Durante los meses de invierno, todos compartimos la preocupación de cómo mantener la casa caliente sin que se dispare el gasto energético. En este contexto, una de las principales dudas que surgen es si es mejor dejar la calefacción encendida al mínimo a o apagarla durante la noche y cuando no estamos en casa. Para … Continuar leyendo "Soy experto en calderas y esto es lo que pasa si la apagas todas las noches: «Como norma…»"
Durante los meses de invierno, todos compartimos la preocupación de cómo mantener la casa caliente sin que se dispare el gasto energético. En este contexto, una de las principales dudas que surgen es si es mejor dejar la calefacción encendida al mínimo a o apagarla durante la noche y cuando no estamos en casa. Para responder a esta cuestión, los expertos en energía han analizado diversos factores y han llegado a conclusiones muy interesante.
Expertos y organismos como el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (Idae) sugieren diferentes estrategias para ahorrar energía sin sacrificar el bienestar. La clave radica en comprender cómo funciona la calefacción y cómo pequeños hábitos pueden marcar una gran diferencia en el consumo energético. Asimismo, el aislamiento de la vivienda también juega un papel fundamental en el ahorro energético; las puertas y ventanas deben estar bien selladas para evitar fugas de calor y, por ende, a reducir la necesidad de tener la calefacción siempre encendida.
¿Es mejor apagar la calefacción o dejarla al mínimo?
Los expertos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (Idae) aseguran que lo mejor es apagar la calefacción cuando no la necesitamos, es decir, cuando no estamos en casa o cuando estamos durmiendo. De esta manera, evitamos que el sistema de calefacción esté funcionando innecesariamente y consumiendo energía sin generar ningún beneficio real en términos de confort.
El Idae explica que no es necesario mantener la calefacción encendida durante la noche o cuando no estamos en casa, ya que el cuerpo humano tiene la capacidad de adaptarse a las bajas temperaturas durante el descanso. Además, cuando volvemos a la casa o nos despertamos por la mañana, es posible encender la calefacción durante unos minutos para recuperar la temperatura, sin que esto implique un gasto significativo de energía.
Una de las razones por las cuales los expertos recomiendan apagar la calefacción cuando no se necesita es que la caldera consume más energía cuando está encendida continuamente. De acuerdo con estudios realizados por organismos especializados, cada vez que se enciende y apaga la calefacción, la caldera se ve obligada a hacer un mayor esfuerzo para recuperar la temperatura ideal, lo que aumenta el consumo de energía.
En cambio, si mantenemos la calefacción encendida a una temperatura constante, la caldera tiene que trabajar de manera continua para mantener esa temperatura, lo que resulta en un gran consumo de energía. Además, las calderas no son perfectas y la pérdida de calor es inevitable a través de las paredes, ventanas y techos, lo que provoca que el consumo de energía aumente.
Por otro lado, cuando apagamos la calefacción y la encendemos sólo cuando la necesitamos, la caldera tiene que trabajar un poco más al principio, pero el impacto en el consumo total de energía no es tan grande. A largo plazo, este hábito puede generar un ahorro significativo en el gasto energético.
La temperatura ideal
El Idae recomienda ajustar el termostato de la calefacción entre 20 y 21 grados durante el invierno para garantizar un buen confort sin disparar el consumo energético. Cada grado adicional de temperatura puede aumentar el gasto energético en un 7%, de manera que si ajustamos el termostato a 22 o 23 grados, el consumo de energía será mucho mayor.
Además de apagar la calefacción cuando no es necesario y ajustar la temperatura, existen otros hábitos que pueden ayudar a reducir el consumo energético en invierno. Uno de ellos es aprovechar la luz solar durante el día. Abrir las cortinas y persianas durante las horas de sol permite que el calor natural entre en la casa, lo que puede reducir la necesidad de encender la calefacción.
También es importante realizar un mantenimiento adecuado de la caldera y los radiadores. Asegurarse de que los radiadores estén limpios y purgados, es decir, libres de aire, permite que el sistema de calefacción funcione de manera más eficiente. Cuando los radiadores están llenos de aire, el calor no se distribuye adecuadamente, lo que obliga a la caldera a trabajar más y a consumir más energía.
Los burletes son una solución eficaz para mejorar el aislamiento en ventanas y puertas, ayudando a reducir la pérdida de calor durante el invierno y a mantener la temperatura interior estable. Se colocan en los bordes de ventanas y puertas, sellando las posibles fugas de aire. Además, al evitar corrientes de aire, proporcionan mayor confort en el hogar, protegiendo contra el frío y el ruido exterior.
En resumen, la mejor estrategia para mantener la casa caliente en invierno es apagar la caldera cuando no sea necesario, especialmente durante la noche o cuando no estemos en casa. Así, evitamos el consumo innecesario de energía. También es importante ajustar el termostato, mantener la caldera y los radiadores en buen estado y adoptar hábitos como aprovechar la luz solar y mejorar el aislamiento. El objetivo es equilibrar el confort y el ahorro energético.