Para un madrileño, el derbi por antonomasia es el que juegan los eternos rivales de la capital. Provoca pasiones, mantiene a la ciudad en vilo y es la comidilla de vecinos, familiares y amigos durante al menos dos semanas. El clásico de toda la vida en el mundo del fútbol era el Boca-River, que también es un derbi. De haber nacido en Argentina, quien esto escribe apoyaría a San Lorenzo de Almagro, por aquello de las bendiciones papales. Por razones 'patrióticas', simpatizó con el Club Deportivo Español de Buenos Aires, que llegó a participar en la Primera división argentina, aunque ahora se vea reducido (lo que tampoco está nada mal) a ocupar poco menos que el papel de un entrañable...
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