La catedral de Castilla y León que expone una de sus partes monumentales en Nueva York
Del corazón de Valladolid al MET de Nueva York: así se exhibe la reja que dividía el coro del altar mayor en uno de los museos más destacados del mundo.
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El centro histórico de Valladolid esconde diversos lugares que le hacen ser una de las ciudades más bonitas de España. La Plaza Mayor o la Academia de Caballería forman parte de muchos de los atractivos turísticos de la capital de Castilla y León, entre las que se cuela también su majestuosa Catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Un templo que, de visitar Nueva York, también puedes ver una de sus partes.
Concretamente, hay que viajar hasta el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET), a la sala 305, donde entre el arte medieval y renacentista de Europa se encuentra una espectacular reja de hierro y piedra caliza. Se trata de una pieza monumental que proviene de la catedral de Valladolid, creada en el siglo XVIII, después de una singular historia que la llevó finalmente a la Gran Manzana.
¿Qué hace una reja vallisoletana en Nueva York?
La reja, diseñada por el maestro Rafael Amezúa de Elorrio en 1763, fue encargada por el obispo Isidro Cosío y Bustamante para dividir el coro del altar mayor de la catedral vallisoletana. Cuenta con unas dimensiones de 15,85 x 12,8 metros, de una clara inspiración renacentista. En su época, destacaba por sus herrajes dorados y su impresionante crestería.
No obstante, la historia de esta obra maestra cambió radicalmente durante el siglo XX. En las primeras décadas de ese siglo, el obispo Remigio Gandásegui lideró una reforma en la catedral de Valladolid que hizo desmontar la reja. La pieza fue relegada a un huerto cercano al templo, donde permaneció olvidada. En 1927, el arquitecto estadounidense Arthur Byne, conocido por sus trabajos en el comercio de arte europeo, la descubrió.
Byne actuaba en nombre de William Randolph Hearst, el magnate de la prensa estadounidense y coleccionista de arte. Hearst tenía el sueño de crear un museo privado en su mansión de San Simeón, California, donde reunir obras de distintas partes del mundo.
El obispo de la época decidió vender la reja sin consultar a las autoridades competentes ni a las instituciones culturales de España. La transacción se cerró en 500 pesetas, aproximadamente 1.300 euros actuales, calculando el valor del conjunto "al peso", que se tasó en 1,15 pesetas por kilo. Tras ser desmontada, la reja fue enviada en cajas a Valencia y posteriormente en un barco rumbo a Nueva York.
De San Simeón a un almacén en Nueva York
Aunque su destino original era el castillo de Hearst en California, el colapso financiero provocado por el crack de 1929 y la Gran Depresión alteraron los planes del magnate. La reja quedó almacenada en un depósito en Nueva York durante varias décadas, de nuevo, olvidada.
En 1956, la Fundación Hearst donó esta obra monumental al Museo Metropolitano de Arte. En un principio, el MET intentó intercambiarla por el ábside de la iglesia de San Martín de Fuentidueña de Segovia, otra pieza medieval que deseaban incorporar a su colección. Sin embargo, la reja no formó parte del acuerdo final, por lo que finalmente fue instalada en la sala 305, donde se exhibe actualmente.
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