La velocidad a la que se expande el Universo se enfrenta, desde hace décadas, a una incómoda discrepancia que los físicos aún no pueden explicar: y es que varía según el método que usemos para calcularla. Por un lado, la observación directa de objetos cercanos, como supernovas, indica que la expansión acelera a razón de unos 73 km por segundo por megaparsec (un megaparsec equivale a 3,2 millones de años luz). Y por otro, el análisis del Fondo Cósmico de Microondas, la radiación residual que aún nos llega del lejano Big Bang, arroja un valor inferior, de alrededor de 67,4 km por segundo y megaparsec. Es decir, que la tasa de expansión no es la misma en el Universo cercano...
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