La incertidumbre según diez pensadores

La imposibilidad de conocer qué nos depara el futuro o de comprender completamente la realidad ha generado en los seres humanos una profunda sensación de desasosiego, pero también un impulso constante por conocer. La entrada La incertidumbre según diez pensadores se publicó primero en Ethic.

Feb 5, 2025 - 15:45
 0
La incertidumbre según diez pensadores

El griego Querefón acudió al Oráculo de Delfos interesado en saber si su íntimo amigo Sócrates era el hombre más sabio del mundo. El Oráculo le contestó que efectivamente no había otro hombre que le superara en sabiduría. Rápidamente Querefón fue a compartir la revelación con su amigo, quien se mostró sinceramente sorprendido. Intrigado por la respuesta, Sócrates comenzó a interrogar a aquellos que eran considerados sabios en Atenas, descubriendo que, aunque creían saber mucho, en realidad tenían muchas más certezas aparentes que reales. A partir de esta experiencia, concluyó que su sabiduría residía en reconocer su propia ignorancia, convirtiendo la incertidumbre en una herramienta clave para la búsqueda de la verdad. Para el filósofo, aceptar la ignorancia es el primer paso hacia el verdadero conocimiento. Su método dialéctico consistía precisamente en cuestionar las certezas aparentes y dejar espacio para la duda: «Sólo sé que nada sé».

A lo largo de la historia, distintos pensadores han tratado de definir, comprender y aceptar la incertidumbre como parte inherente de la existencia, ofreciendo conclusiones que siguen siendo relevantes hoy en día. Por ejemplo, Epicuro abordó la incertidumbre en relación con la muerte, paradójicamente, la única certeza en el futuro de todo ser humano. Sostenía que el miedo a lo desconocido es una fuente de angustia innecesaria, y defendía que la muerte no debería ser temida, ya que «mientras existimos, ella no está presente, y cuando se presenta, nosotros no existimos». Esta reflexión intenta liberar al ser humano de una de sus mayores fuentes de ansiedad, invitándolo a centrarse en el presente y disfrutar de la vida.

Siglos después, Descartes marcó un hito al convertir la incertidumbre en el centro de su método filosófico. Su «duda metódica» implicaba poner en tela de juicio todo aquello que pudiera ser cuestionado, hasta llegar a una certeza indudable. «Si quieres ser un verdadero buscador de la verdad, es necesario que al menos una vez en tu vida dudes, en la medida de lo posible, de todas las cosas». Ese era el único punto de partida que consideraba incuestionable. Para él, la incertidumbre es necesaria para construir un sistema de conocimiento sólido, estableciendo así las bases del racionalismo moderno.

Epicuro sostenía que el miedo a lo desconocido es una fuente de angustia innecesaria

Mientras Descartes buscaba certezas a partir de la duda, David Hume, desde una perspectiva empirista, se instaló en la postura contraria. Para Hume, «todas las creencias son el resultado de la costumbre y no de la razón», así, nuestra comprensión del entorno se basa en la experiencia, pero esta no garantiza la verdad absoluta, por lo que es imposible alcanzar un conocimiento absolutamente seguro del mundo.

Immanuel Kant tomó el relevo de Hume y llevó la discusión más allá. En su Crítica de la razón pura, afirmó que los seres humanos solo pueden conocer los fenómenos, es decir, la apariencia de las cosas, pero no las cosas en sí mismas. Esta distinción plantea un límite infranqueable al conocimiento humano y refuerza la idea de que la incertidumbre es ineludible. Como escribió, «la razón humana tiene el destino peculiar de plantearse cuestiones que no puede eludir, pero que tampoco puede resolver».

A diferencia de los pensadores anteriores, que buscaban reducir o comprender la incertidumbre, Søren Kierkegaard la aceptó como una parte esencial de la existencia humana, especialmente en el ámbito de la fe. Para el filósofo danés, es una condición necesaria para la experiencia religiosa, ya que la fe implica creer en algo sin pruebas concluyentes: «La fe es precisamente la contradicción entre la infinita pasión interior del individuo y la incertidumbre objetiva».

En una línea similar, aunque con un enfoque más vitalista, Friedrich Nietzsche abrazó la incertidumbre como una oportunidad. Rechazó la búsqueda de certezas absolutas y defendía que «debemos tener un caos dentro de nosotros para dar a luz a una estrella danzante». Frente al caos y lo incierto, el ser humano tiene la posibilidad de forjar su propio destino, por lo que aceptar la incertidumbre es un acto de valentía.

Por su lado, Kierkegaard aceptó la incertidumbre como una parte esencial de la existencia humana

Otro filósofo alemán, Martin Heidegger, abordó también la relación entre la incertidumbre y la muerte. «El ser es tiempo, y el tiempo es finitud»: la conciencia de la muerte, un hecho inevitable pero cuyo momento exacto desconocemos, es una incertidumbre que define nuestra existencia, provocando angustia e infelicidad. Pero también es, según él, una condición esencial que debería impulsarnos a vivir de manera auténtica.

Entre las teorías filosóficas del siglo XX surge también el análisis de la relación entre la incertidumbre y la libertad humana. Jean-Paul Sartre, desde su perspectiva existencialista, defiende que al no haber un destino predeterminado, cada individuo tiene que tomar decisiones todo el tiempo sin la garantía de un resultado correcto. Así, «el hombre está condenado a ser libre, porque una vez arrojado al mundo, es responsable de todo lo que hace». La falta de certezas es el precio que debemos pagar por nuestra autonomía.

Y ¿cómo se ve la incertidumbre hoy? Para un mundo en constante cambio, donde las pocas certezas que existían se han desvanecido, el sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman propuso el concepto de «modernidad líquida». La clave está en adaptarse a un entorno siempre cambiante, aceptando la incertidumbre como una condición permanente de la vida moderna. Su pensamiento es tajante: «La incertidumbre es la única certeza que queda, y saber cómo vivir con la inseguridad es la única seguridad».

La entrada La incertidumbre según diez pensadores se publicó primero en Ethic.