Por qué aparecen menos científicas como voces expertas: "Hay más desigualdad en los medios que en la sociedad"
Una encuesta sobre los factores que llevan a especialistas a participar como fuentes revela que ciertas inercias periodísticas, la mayor predisposición de ellos a opinar y las diferencias en la conciliación están entre las clavesHemeroteca - Más de la mitad de las científicas ha sufrido ataques tras salir en los medios: “La mayoría eran insultos a mi físico” A pesar de que las mujeres representan casi la mitad del personal investigador en España, solo una de cada tres voces expertas que aparecen en los medios cuando se habla de ciencia corresponde a una científica. A nivel global, según datos del Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP), la proporción es aún más pequeña y ellas solo representan una de cada cuatro voces expertas. Con el fin de profundizar en la comprensión de esta desigualdad, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) publica este martes un informe sobre la situación en los medios con la participación de periodistas, científicos y científicas que intervienen en este proceso. El trabajo, elaborado a partir de una serie de encuestas realizadas por el Science Media Centre España (SMC) en colaboración con el grupo de investigación Gureiker, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), tiene como objetivo conocer qué factores influyen a la hora de participar en los medios de comunicación como fuentes expertas. El resultado, a partir de 649 encuestas, muestra un pequeño sesgo dentro del propio SMC, pues en un 56% de las ocasiones pidieron opiniones a expertos varones frente a un 43,91 % en acudieron a expertas. La diferencia se agrandó aún más al haber una menor tasa de participación entre ellas, pues del total de personas que aceptaron las propuestas del SMC y aparecieron finalmente como fuentes, el 37,66 % fueron mujeres y el 62,34 % hombres (una ratio consistente con esa relación 1/3 que muestran otros estudios). Un círculo vicioso El trabajo, liderado por Maider Eizmendi (UPV/EHU) y presentado por la Ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant, concluye que la mayor exposición mediática de los hombres científicos les beneficia de cara a futuras intervenciones: una de las motivaciones de los periodistas a la hora de contactar con las fuentes es que previamente hayan aceptado una propuesta. Además, los científicos muestran una mayor predisposición que las científicas a aceptar las propuestas del SMC para ser fuentes informativas: el 26,3% de los hombres consultados aceptaron, frente a el 20,3% de las mujeres. Respecto a lo que les impulsa a participar en los medios como fuentes, la proporción de mujeres que lo hacen porque creen que es parte de su trabajo es mayor (91,67% frente al 75,47%), la cantidad de científicas que lo hacen para hacer llegar el conocimiento al público también es mayor, mientras que entre los científicos prima más el beneficio individual para su carrera académica (18,87% frente al 5,56% de ellas). Entre los aspectos más destacados por los autores están las barreras para participar en los medios: la falta de tiempo por cuestiones de conciliación afecta más del doble a las científicas (22,95%) que a los científicos (10%), un factor que repercute en mayor medida en el personal investigador con menos experiencia. Más prudencia, menos exhibición “Efectivamente, acabamos siempre hablando más con hombres que con mujeres”, reconoce Verónica Pavés, periodista científica de El Día, que no ha participado en el estudio. “En mi experiencia, ellas son más proclives a derivarte a otra persona o incluso a decir que no saben del tema y prefiere no hablar, cosa que no ocurre tanto con los hombres”. También le parece interesante el factor de la recurrencia que menciona el estudio. “Como hemos contactado previamente con un hombre que nos ha dicho que sí, solemos hablar más con ellos, porque ya sabemos que nos van a contestar”. En mi experiencia, ellas son más proclives a derivarte a otra persona o incluso a decir que no saben del tema, cosa que no ocurre tanto con los hombres Verónica Pavés — Periodista científica de El Día “Para ellas, presentar su propia investigación en los medios nunca ha sido un problema, pero comentar artículos científicos de terceros sí les ha costado más que a ellos”, asegura Eva Caballero, periodista y presentadora de La mecánica del caracol, en Radio Euskadi. Caballero también aprecia una mayor reserva en las científicas a la hora de hablar de temas que no son de su ámbito de trabajo, aunque cree que cada vez se animan más a participar en los medios. A Victoria Toro, periodista científica y responsable de comunicación de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), no le extraña que las científicas achaquen a la falta de tiempo sus negativas a participar como fuente
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Una encuesta sobre los factores que llevan a especialistas a participar como fuentes revela que ciertas inercias periodísticas, la mayor predisposición de ellos a opinar y las diferencias en la conciliación están entre las claves
Hemeroteca - Más de la mitad de las científicas ha sufrido ataques tras salir en los medios: “La mayoría eran insultos a mi físico”
A pesar de que las mujeres representan casi la mitad del personal investigador en España, solo una de cada tres voces expertas que aparecen en los medios cuando se habla de ciencia corresponde a una científica. A nivel global, según datos del Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP), la proporción es aún más pequeña y ellas solo representan una de cada cuatro voces expertas.
Con el fin de profundizar en la comprensión de esta desigualdad, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) publica este martes un informe sobre la situación en los medios con la participación de periodistas, científicos y científicas que intervienen en este proceso. El trabajo, elaborado a partir de una serie de encuestas realizadas por el Science Media Centre España (SMC) en colaboración con el grupo de investigación Gureiker, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), tiene como objetivo conocer qué factores influyen a la hora de participar en los medios de comunicación como fuentes expertas.
El resultado, a partir de 649 encuestas, muestra un pequeño sesgo dentro del propio SMC, pues en un 56% de las ocasiones pidieron opiniones a expertos varones frente a un 43,91 % en acudieron a expertas. La diferencia se agrandó aún más al haber una menor tasa de participación entre ellas, pues del total de personas que aceptaron las propuestas del SMC y aparecieron finalmente como fuentes, el 37,66 % fueron mujeres y el 62,34 % hombres (una ratio consistente con esa relación 1/3 que muestran otros estudios).
Un círculo vicioso
El trabajo, liderado por Maider Eizmendi (UPV/EHU) y presentado por la Ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant, concluye que la mayor exposición mediática de los hombres científicos les beneficia de cara a futuras intervenciones: una de las motivaciones de los periodistas a la hora de contactar con las fuentes es que previamente hayan aceptado una propuesta. Además, los científicos muestran una mayor predisposición que las científicas a aceptar las propuestas del SMC para ser fuentes informativas: el 26,3% de los hombres consultados aceptaron, frente a el 20,3% de las mujeres.
Respecto a lo que les impulsa a participar en los medios como fuentes, la proporción de mujeres que lo hacen porque creen que es parte de su trabajo es mayor (91,67% frente al 75,47%), la cantidad de científicas que lo hacen para hacer llegar el conocimiento al público también es mayor, mientras que entre los científicos prima más el beneficio individual para su carrera académica (18,87% frente al 5,56% de ellas).
Entre los aspectos más destacados por los autores están las barreras para participar en los medios: la falta de tiempo por cuestiones de conciliación afecta más del doble a las científicas (22,95%) que a los científicos (10%), un factor que repercute en mayor medida en el personal investigador con menos experiencia.
Más prudencia, menos exhibición
“Efectivamente, acabamos siempre hablando más con hombres que con mujeres”, reconoce Verónica Pavés, periodista científica de El Día, que no ha participado en el estudio. “En mi experiencia, ellas son más proclives a derivarte a otra persona o incluso a decir que no saben del tema y prefiere no hablar, cosa que no ocurre tanto con los hombres”. También le parece interesante el factor de la recurrencia que menciona el estudio. “Como hemos contactado previamente con un hombre que nos ha dicho que sí, solemos hablar más con ellos, porque ya sabemos que nos van a contestar”.
En mi experiencia, ellas son más proclives a derivarte a otra persona o incluso a decir que no saben del tema, cosa que no ocurre tanto con los hombres
“Para ellas, presentar su propia investigación en los medios nunca ha sido un problema, pero comentar artículos científicos de terceros sí les ha costado más que a ellos”, asegura Eva Caballero, periodista y presentadora de La mecánica del caracol, en Radio Euskadi. Caballero también aprecia una mayor reserva en las científicas a la hora de hablar de temas que no son de su ámbito de trabajo, aunque cree que cada vez se animan más a participar en los medios.
A Victoria Toro, periodista científica y responsable de comunicación de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), no le extraña que las científicas achaquen a la falta de tiempo sus negativas a participar como fuentes. “Ya sabemos todos que los cuidados los ejercen en mucha mayor medida las mujeres”, asegura, en referencia a la última encuesta del CIS (enero de 2024), que indica que las mujeres dedican el doble de tiempo a los hijos que los hombres.
Para ellas, presentar su propia investigación en los medios nunca ha sido un problema, pero comentar artículos científicos de terceros sí les ha costado más que a ellos
Para atajar este problema, la AMIT desarrolló hace años una base de datos para proporcionar a los periodistas expertas científicas en todos los campos. “En este momento hay 4.052 investigadoras inscritas”, explica Toro. “Sabemos que se usa mucho, pero no tenemos ningún sistema para medirlo, aunque sí vemos que en los medios más sólidos o más profesionales se cita cada vez a más científicas y la brecha se va reduciendo”.
Toro destaca la importancia de estudios como este, que permiten ver las cosas que funcionan mal y buscar formas para cambiarlas y conseguir un sistema más justo. “Sí me sorprende que no aparezca como una de las razones de esas negativas el importante rechazo social que todavía reciben en mucha mayor medida las mujeres que se exponen públicamente que los varones que hacen lo mismo”, señala. “Estaría bien saber si es porque lo han asumido y no les importa, lo que resultaría muy extraño, o es que no son conscientes de que esa razón pueda estar detrás de sus negativas, al menos en algunos casos”.
Inercias periodísticas
Marcela Campos-Rueda, investigadora de la Universidad Carlos III (UC3M) que lleva años analizando este fenómeno en profundidad, cree que se trata de un estudio muy valioso, aunque desgraciadamente solo constata lo que ya sabemos. “A mí lo que me llama la atención es que no cambian las cosas”, explica a elDiario.es. “Los medios nos devuelven una imagen bastante más desigual que lo que hay en la sociedad, como una foto congelada en el tiempo”. De hecho, apunta, los números se compensan solo por la presencia de mujeres en portavocías políticas y cargos públicos, un éxito que, a su juicio, es consecuencia de la discriminación positiva.
Yo no pondría el foco en el periodista que no llama a mujeres o la científica que siente que no está preparada; porque todo esto es una cuestión estructural
El sesgo está tan interiorizado en la sociedad, recordaba Campos-Rueda en una conferencia reciente, que si vemos en un texto que opina P. Pérez, de entrada pensamos que se trata de un tal Pedro antes de considerar que podría ser Patricia. “La desigualdad se debe a menudo a situaciones muy vinculadas a las rutinas periodísticas”, asegura. “Los periodistas trabajan con pocos recursos y poco tiempo, tiran de la agenda de sus compañeros o de lo que antes han publicado otros”.
Además de medir y ver que lo estamos haciendo mal, Campos-Rueda cree que hay que poner recursos y apoyar a las redacciones y a los medios para que esto no pase. “Creo que la causa son sesgos sistémicos”, concluye. “Yo quitaría un poco la responsabilidad del individuo, no pondría el foco en el periodista que no llama a mujeres o la científica que siente que no está preparada; porque todo esto es una cuestión estructural y tenemos que trabajar para vencerlo, establecer rutinas para que se consulte a más mujeres expertas y dedicarle recursos para que no siga sucediendo”.