Putin ha ordenado lanzar una versión rusa de Eurovisión. La última vez que pasó la nación votó encendiendo la luz del salón
En geopolítica muy pocas cosas se dejan al azar, y mucho menos si de lo que se trata es de ensalzar los valores patrios. Pongamos como ejemplo Europa y “su” Eurovisión, esa extraña mezcla de exaltación cultural de los pueblos del continente a través de la música, una fórmula marciana que sigue despertando pasiones y todo lo contrario desde hace décadas. De hecho, hasta Rusia se ha apuntado a la fórmula. Se llama Intervision, y en realidad su historia es más antigua. Revivir la música rusa. Como decíamos, Vladimir Putin ha ordenado el regreso del concurso musical Intervision, la antigua respuesta soviética a Eurovisión, tras la exclusión de la nación del certamen europeo en 2022 debido a la invasión de Ucrania. El evento, que al parecer se celebrará en Moscú este otoño, busca fomentar la cooperación cultural y humanitaria entre los países aliados de Rusia, con la participación de naciones como Brasil, China, India y Cuba. En Xataka Rusia, China y Corea del Norte cuentan con armas hipersónicas. EEUU ha decidido defenderse con su propia Cúpula de Hierro El origen de Intervision. Lanzado en 1977 en plena Guerra Fría, Intervision se desarrolló como una plataforma para promover la unidad cultural dentro del bloque comunista y competir con la popularidad que ya tenía por entonces Eurovisión. También se buscaba mostrar aperura tras la muerte de Stalin. Con todo, si por algo se recuerda el evento fue por un hecho insólito. Un voto peculiar. La falta de teléfonos en los hogares soviéticos obligó a la implementación de un inédito método de votación: los espectadores debían encender la luz de su casa si les gustaba una canción, o permanecer a oscuras si no, permitiendo que la compañía eléctrica registrara los picos de consumo y determinara al ganador. El éxito del programa dio lugar a situaciones surrealistas, con gran parte de la nación a oscuras por momentos, o totalmente iluminada. Durante sus cuatro ediciones, el certamen logró atraer a países no europeos como Cuba y Mongolia (o Finlandia, que fue el único país que puede decir con “orgullo” que ha participado de la fiebre kitsch en ambos bloques), destacándose como un evento de propaganda que buscaba proyectar una imagen de diversidad dentro del bloque socialista. En Genbeta Guardó 7.000 ordenadores de Apple para revenderlos mejorados: Steve Jobs prefirió recuperarlos y enterrarlos en un vertedero Fin a la primera etapa de Intervision. El ocaso llegó a medida que la Unión Soviética comenzó a debilitarse a principio de los 80. El certamen se canceló en 1981 y desde 1984 sería la televisión polaca TVP la que reanudó la organización del festival con el nombre antiguo de Sopot. En 2009, Putin propuso reiniciar Intervision, esta vez entre Rusia, China y los países de Asia Central, en su mayoría miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai, aunque no llegó a cristalizar. Eurovisión y la ruptura con Rusia. Desde su primera participación en Eurovisión en 1994, Rusia se convirtió en una de las naciones más competitivas del certamen, aunque logrando su única victoria en 2008 con Dima Bilan. Sin embargo, el rechazo del Kremlin a la evolución del festival, donde los mensajes de diversidad y la visibilidad LGBTQ+ han ganado protagonismo, llevó a grandes tensiones. La victoria de Conchita Wurst en 2014 marcó un punto de quiebre: mientras Europa celebraba su mensaje de inclusión, en Rusia la reacción fue de indignación, con Putin y sus aliados condenando la "degeneración moral" del concurso. Como decíamos, la invasión de Ucrania en 2022 selló la exclusión definitiva de Rusia, lo que ha impulsado ahora la búsqueda de una alternativa propia. La “nueva” Intervision. Contaba el Guardian esta semana que a diferencia del Eurovisión actual, que celebra la diversidad y la inclusión, este “remake” de Intervision adoptará un enfoque conservador. Documentos de planificación han revelado que los artistas deberán respetar “valores espirituales y familiares tradicionales” y evitar cualquier contenido político o que "humille el honor y la dignidad de la sociedad". De hecho, funcionarios rusos han afirmado que el concurso servirá para promover "música real", en contraposición a lo que consideran las "falsas" influencias occidentales. En Decoesfera Adiós a las duchas al ras del suelo: la nueva tendencia de 2025 que reinará en las casas de diseño futurista Apoyo internacional y dudas. Al parecer, Putin ha discutido la iniciativa con Xi Jinping, recibiendo el respaldo de China, lo que sugiere que el programa podría convertirse en un evento emblemático para las alianzas geopolíticas de Rusia. Dicho esto, persisten dudas sobre su éxito, dado que Moscú ha fracasado en iniciativas previas para reemplazar eventos occidentales, como los Jueg
En geopolítica muy pocas cosas se dejan al azar, y mucho menos si de lo que se trata es de ensalzar los valores patrios. Pongamos como ejemplo Europa y “su” Eurovisión, esa extraña mezcla de exaltación cultural de los pueblos del continente a través de la música, una fórmula marciana que sigue despertando pasiones y todo lo contrario desde hace décadas. De hecho, hasta Rusia se ha apuntado a la fórmula. Se llama Intervision, y en realidad su historia es más antigua.
Revivir la música rusa. Como decíamos, Vladimir Putin ha ordenado el regreso del concurso musical Intervision, la antigua respuesta soviética a Eurovisión, tras la exclusión de la nación del certamen europeo en 2022 debido a la invasión de Ucrania.
El evento, que al parecer se celebrará en Moscú este otoño, busca fomentar la cooperación cultural y humanitaria entre los países aliados de Rusia, con la participación de naciones como Brasil, China, India y Cuba.
El origen de Intervision. Lanzado en 1977 en plena Guerra Fría, Intervision se desarrolló como una plataforma para promover la unidad cultural dentro del bloque comunista y competir con la popularidad que ya tenía por entonces Eurovisión. También se buscaba mostrar aperura tras la muerte de Stalin. Con todo, si por algo se recuerda el evento fue por un hecho insólito.
Un voto peculiar. La falta de teléfonos en los hogares soviéticos obligó a la implementación de un inédito método de votación: los espectadores debían encender la luz de su casa si les gustaba una canción, o permanecer a oscuras si no, permitiendo que la compañía eléctrica registrara los picos de consumo y determinara al ganador. El éxito del programa dio lugar a situaciones surrealistas, con gran parte de la nación a oscuras por momentos, o totalmente iluminada.
Durante sus cuatro ediciones, el certamen logró atraer a países no europeos como Cuba y Mongolia (o Finlandia, que fue el único país que puede decir con “orgullo” que ha participado de la fiebre kitsch en ambos bloques), destacándose como un evento de propaganda que buscaba proyectar una imagen de diversidad dentro del bloque socialista.
Fin a la primera etapa de Intervision. El ocaso llegó a medida que la Unión Soviética comenzó a debilitarse a principio de los 80. El certamen se canceló en 1981 y desde 1984 sería la televisión polaca TVP la que reanudó la organización del festival con el nombre antiguo de Sopot.
En 2009, Putin propuso reiniciar Intervision, esta vez entre Rusia, China y los países de Asia Central, en su mayoría miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai, aunque no llegó a cristalizar.
Eurovisión y la ruptura con Rusia. Desde su primera participación en Eurovisión en 1994, Rusia se convirtió en una de las naciones más competitivas del certamen, aunque logrando su única victoria en 2008 con Dima Bilan. Sin embargo, el rechazo del Kremlin a la evolución del festival, donde los mensajes de diversidad y la visibilidad LGBTQ+ han ganado protagonismo, llevó a grandes tensiones.
La victoria de Conchita Wurst en 2014 marcó un punto de quiebre: mientras Europa celebraba su mensaje de inclusión, en Rusia la reacción fue de indignación, con Putin y sus aliados condenando la "degeneración moral" del concurso. Como decíamos, la invasión de Ucrania en 2022 selló la exclusión definitiva de Rusia, lo que ha impulsado ahora la búsqueda de una alternativa propia.
La “nueva” Intervision. Contaba el Guardian esta semana que a diferencia del Eurovisión actual, que celebra la diversidad y la inclusión, este “remake” de Intervision adoptará un enfoque conservador. Documentos de planificación han revelado que los artistas deberán respetar “valores espirituales y familiares tradicionales” y evitar cualquier contenido político o que "humille el honor y la dignidad de la sociedad".
De hecho, funcionarios rusos han afirmado que el concurso servirá para promover "música real", en contraposición a lo que consideran las "falsas" influencias occidentales.
Apoyo internacional y dudas. Al parecer, Putin ha discutido la iniciativa con Xi Jinping, recibiendo el respaldo de China, lo que sugiere que el programa podría convertirse en un evento emblemático para las alianzas geopolíticas de Rusia. Dicho esto, persisten dudas sobre su éxito, dado que Moscú ha fracasado en iniciativas previas para reemplazar eventos occidentales, como los Juegos de la Amistad, que buscaban rivalizar con los Juegos Olímpicos.
En un mundo donde el entretenimiento es un arma de influencia masiva, la apuesta de Putin por un festival con sello propio es toda una declaración de intenciones: Rusia no solo quiere desafiar a Occidente en el terreno militar y geopolítico, sino también en el cultural. Que se prepare Eurovision.
Imagen | flowcomm, Serge Serebro
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Putin ha ordenado lanzar una versión rusa de Eurovisión. La última vez que pasó la nación votó encendiendo la luz del salón
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Xataka
por
Miguel Jorge
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