Qué es el movimiento antiwoke, que crece en la Argentina en sintonía con la presidencia de Javier Milei

Hasta hace pocos años parecía minoritario y disperso; hoy cobra protagonismo siguiendo las tendencias internacionales de países como EE.UU., donde estas agrupaciones ya tienen organización formal

Feb 8, 2025 - 12:13
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Qué es el movimiento antiwoke, que crece en la Argentina en sintonía con la presidencia de Javier Milei

“Ya no me siento tan solo”, expresó el presidente Javier Milei desde el atril del Foro Económico de Davos. Se refería al apoyo de distintas figuras políticas internacionales a su gestión y a la autoproclamada “batalla cultural” que protagoniza su Gobierno contra el movimiento woke, al cual durante su discurso en Suiza llamó “la gran epidemia de nuestra época” y “un cáncer al que hay que extirpar”.

Las expresiones de Milei en Davos resonaron en gran parte del mundo, principalmente en la Argentina, donde su opinión sobre el “wokismo” cosecha el apoyo de sus más fieles seguidores, entre ellos un sector de su electorado joven. Además de identificarse con la ideología antiwoke, este grupo comparte con el Presidente una misma percepción: ya no se sienten solos.En la Argentina, el movimiento antiwoke crece bajo el ala del mismo Milei, quien ya en 2023 logró capitalizar esta tendencia en una masa crítica de voto joven

Se trata de un movimiento que hasta hace pocos años parecía minoritario y disperso, y que hoy pisa cada vez más fuerte en la esfera pública local, especialmente en redes sociales, siguiendo, aunque a menor escala, las tendencias internacionales de países como Estados Unidos, donde estas agrupaciones ya tienen una organización formal. Allí, también, el presidente Donald Trump promueve varias de sus consignas. En la Argentina, el movimiento antiwoke –que, según especialistas, aún está lejos de poder ser considerado un grupo– crece bajo el ala de Milei, quien ya en 2023 logró capitalizar esta tendencia en una masa crítica de voto joven.

No es un grupo homogéneo. Incluso hay pensadores que evitan llamarlo grupo y prefieren hablar de una tendencia ideológica global con injerencia en el país, que abarca desde pensadores conservadores y libertarios, hasta referentes de algunos sectores de la Iglesia Católica y de la Iglesia evangélica, con una base de adolescentes y adultos jóvenes. Mientras que algunos de ellos militan en las juventudes de La Libertad Avanza, otros expresan sus pensamientos únicamente a través de las redes sociales, en particular en X.

Es una línea de pensamiento que, explican sociólogos e intelectuales, tiene especial recepción entre los varones y surge en reacción a lo que ellos consideran “la ultracorrección política” y la hegemonía social y cultural de las ideas comúnmente denominadas progresistas. Muchos de ellos votaron a Milei en 2023 justamente por no sentirse representados por la agenda feminista y la perspectiva de género.

Esta corriente se hizo especialmente visible tras las elecciones PASO del 13 de agosto de ese año. Pocos días después, LA NACION entrevistó a grupos de adolescentes: “Parece que todo lo que hacemos es de machistas”, dijo uno de ellos para explicar su voto y el de sus amigos. Se hace visible también hoy en redes cada vez que el Gobierno hace declaraciones o toma medidas en oposición a lo que ellos consideran la “agenda woke”, como, por ejemplo, la prohibición de los tratamientos de cambio de género para menores de 18 años que anunció el miércoles pasado el vocero presidencial Manuel Adorni.

“Milei canalizó un hartazgo del wokismo, un deseo de liberarse del wokismo que había en la sociedad. Dio voz a eso que estaba allí, esperando a que alguien lo encarnara y articulara”, afirma el filósofo y doctor en ciencia política argentino Leonardo Orlando, quien trabaja codo a codo con un grupo de intelectuales franceses que cuestionan el movimiento woke.Espectadores de la misa libertaria del Gordo Dan, que tuvo lugar en el teatro Broadway, con el auditorio lleno

La cultura woke comenzó reclamando derechos y libertades para determinadas minorías. El uso de woke –traducido del inglés como “desperté”– surgió dentro de la comunidad afrodescendiente de Estados Unidos y originalmente apuntaba a estar alerta a la injusticia racial. En los últimos tiempos, se convirtió en sinónimo de políticas progresistas.

Más allá de las particularidades que se vean en cada país, como en Estados Unidos las dimensión racial y en Europa la crítica al colonialismo, Orlando sostiene que hay una dimensión universal del wokismo, que es la del género. “Se da en todos los casos. En la Argentina la cuestión del género es una de las consignas principales del wokismo. La Argentina está totalmente wokeizada sin que la gente sepa qué es lo que quiere decir la palabra woke”, afirma.

Lo que comparten puntualmente quienes componen el movimiento es la oposición o incomodidad frente a diferentes causas que han calado fuerte en la Argentina durante los últimos años, como la identidad de género, el feminismo y legislación como las leyes de cupos, el femicidio y el aborto legal, entre otras. La marcha de ayer contra el Gobierno encarnó estas y otras consignas. El wokismo local también incluye la revisión del pasado reciente y el concepto de “Verdad, Memoria y Justicia”.

Mientras que parte del movimiento antiwoke simpatiza con distintos revisionismos de la década del 70 y comparte en las redes, por ejemplo, cuestionamientos sobre la cantidad de desaparecidos durante la dictadura, otros reivindican activamente el accionar de los militares. Entre ellos, la juventud de La Libertad Avanza de San Isidro, cuyos militantes compartieron días atrás en sus redes un video en el que se los ve bajar de un Falcon verde para tapar las pinturas en aerosol de Abuelas de Plaza de Mayo sobre el cerco del Jockey Club de San Isidro.

El video generó cuestionamientos y críticas incluso dentro del movimiento: hubo quienes lo apoyaron y quienes lo consideraron una provocación.

Entre los interlocutores del movimiento se encuentran el sacerdote argentino Javier Olivera Ravasi, hijo de un militar condenado, quien fue uno de los organizadores de la visita de los seis diputados libertarios a represores en la cárcel de Ezeiza a mediados de 2024 y suma en su cuenta de X más de 90.000 seguidores.

Entre los principales líderes locales están también el filósofo y cientista político Agustín Laje y el periodista y abogado Nicolás Márquez, ambos autores de El Libro Negro de la Nueva Izquierda (Unión editorial, 2016), que desde su publicación se convirtió en una lectura de referencia para los jóvenes y adolescentes que siguen esta ideología. Laje dice a LA NACION que el mayor éxito de este libro, al que siguieron otros tres de su autoría, fue probablemente entre 2017 y 2019. “Estuvo vinculado al debate por la legalización del aborto, abordado en el libro; el tema del feminismo y el tema violencia de género y los femicidios, que en esa época también se pusieron muy fuerte con las marchas de Ni Una Menos”, apunta Laje, que solo en su cuenta de Instagram tiene más de 1,2 millones de seguidores.

El influencer y empresario Daniel Parisini, más conocido como el “Gordo Dan”, también es uno de los principales representantes del movimiento.

El impacto en los jóvenes y el “efecto universidad”

La filósofa argentina Diana Cohen Agrest destaca que “cada signo político llega acompañado y sostenido por una vanguardia joven”. “El grupo Sushi con Alfonsín, La Cámpora con los K. Milei, sin ninguna tradición política nacional, debió apoyarse necesariamente en lo nuevo”, explica. “El ciudadano medio argentino apenas comienza a vislumbrar de qué se trata lo woke. Hasta ahora, el lenguaje inclusivo, el movimiento LGTBIQ o la prohibición de mencionar la palabra ‘negro’ aludiendo a una persona, le parecían usos estrafalarios, una moda barroca no siempre entendible”, sostiene la filósofa y exdocente de la UBA, fundadora y presidenta de la Asociación Civil Usina de Justicia.

Considera, a la vez, que el movimiento antiwoke surge como oposición a un movimiento sólido que durante décadas entretejió la política con lo ideológico. “Hoy asistimos al surgimiento de un movimiento que, en sentido contrario, también está entretejiendo ambas esferas”, expresa. Y añade: “Esa es su fuerza, pero también su debilidad. Porque tal vez estamos de acuerdo con algunas propuestas y con otras no tanto, y la ceguera de la adhesión incondicional que a menudo atraviesa la política puede conducir a decisiones maniqueas”.Encuesta de Clivajes sobre las elecciones de 2023

Tras las PASO de 2023, Clivajes Consultores realizó una encuesta a jóvenes de entre 16 y 29 años preguntando qué político los representaba. El más elegido fue Milei, con 20,4% de los votos, seguido por Cristina Kirchner (14,8%). La consultora Taquion, que analizó los resultados electorales de esas elecciones, publicó que seis de cada diez votantes de Milei fueron menores de 42 años y que, a la vez, dentro del sector de la generación Z –formada por los jóvenes de 16 a 29 años– fue donde más diferencia de votos sacó LLA respecto de los demás candidatos.

Orlando intenta explicar la recepción positiva de los adolescentes y jóvenes a las ideas antiwoke que circulan en las redes sociales y que en el país tienen a Milei como abanderado. “La universidad es el lugar de donde proviene el wokismo y dónde este movimiento verdaderamente copó todos los espacios. Y son los jóvenes quienes los viven. Entonces, ¿cómo el antiwokismo no va a calar en esa población? Ni hablar de las cuestiones de género”, señala.

Otros datos reveladores del estudio de la consultora Taquion muestran la composición del voto de Milei: hay un 63,6% de varones, mientras que ambos sexos se reparten casi en partes iguales en los apoyos a Bullrich y a Sergio Massa, con un leve predominio del electorado femenino.Dirigentes libertarios en el Congreso

Para el ensayista, editor y profesor universitario Alejandro Katz, algunos de los referentes que en el país se consideran antiwoke en realidad no lo son. “Las cosas que señalan algunos de sus referentes no tienen que ver con objetar la agenda woke, tienen que ver con objetar una agenda igualitaria. Tienen que ver con objetar una agenda que intentó, a lo largo de todo el siglo XX por lo menos, ir lento y dificultosamente compensando o reduciendo desigualdades que tienen orígenes muy antiguos y que fueron muy dañinas. Uno puede discutir si las leyes de cupos están funcionando. De hecho, en Estados Unidos la discriminación positiva para que la población afroamericana accediera a educación superior, que era uno de los objetivos principales, generó muchas discusiones y aparentemente no fue muy exitosa. Se puede discutir cuál es la mejor manera de eliminar desigualdades. El problema con el discurso del Gobierno y sus acólitos es que directamente niegan que haya desigualdad”, opina.

El debate público ¿aumenta o se debilita?

Quienes se consideran antiwoke afirman que hoy se permiten como nunca antes expresar su opinión en las redes sociales sin temer a la represalia social ni la prohibición de la misma red social por los cambios de políticas de regulación de contenido en X, propiedad de Elon Musk, otro referente mundial identificado con algunas consignas del movimiento.

En este contexto, hay pensadores que creen que la llegada de ideas que se enfrentan al wokismo abren el diálogo, generando más debate en la esfera pública. Pero hay otros que piensan lo contrario: que, más bien, ahora hay dos polos opuestos que luchan por imponer su ideología sobre la otra y así lograr la hegemonía de la propia.

“Había discusiones que en la Argentina estaban elididas, había cosas de las que no se hablaba. Efectivamente el kirchnerismo cerró muchas discusiones, por ejemplo sobre los derechos humanos. La discusión sobre el Estado, su naturaleza, sus fines, también estaba cerrada. Y, por tanto, la disrupción que introduce Milei habilita temas, desbloquea algunas cosas. Pero distinguiría entre el momento de la disrupción y los efectos en términos de debate público. Hoy el debate público no existe”, describe Katz. “Hoy no hay ámbitos de discusión, hay ámbitos de descalificación y aversión. Milei y sus acólitos desproducen la esfera pública, en lugar de fortalecerla. No quieren la discusión: quieren sustituir una agenda por otra, sustituir un discurso por otro. Ni ellos ni el kirchnerismo son liberales”, agrega.Milei cuestionó duramente a la cultura woke ante el Foro de Davos

“Los jóvenes de Milei, al igual que en su momento la izquierda, siguen a Gramsci, quien afirmó que ‘La conquista del poder cultural, previa a la del poder político, se logra mediante la acción concertada de los intelectuales en todos los medios de comunicación, de expresión y universitarios’. De allí que sus voceros se expresen en redes, en publicaciones y en la esfera pública, porque saben que allí se gana la batalla”, concluye Cohen Agrest.