El maestro de todo: la misión de François Lamoureux para crear una plataforma para artistas, científicos e innovadores
Forbes México. El maestro de todo: la misión de François Lamoureux para crear una plataforma para artistas, científicos e innovadores François Lamoureux es un firme defensor de mantener vivas las artes, especialmente para aquellos que pueden sentirse presionados a seguir caminos más ‘prácticos’. El maestro de todo: la misión de François Lamoureux para crear una plataforma para artistas, científicos e innovadores Forbes Content
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François Lamoureux siempre ha sido un hombre de muchos talentos. Con una fusión dinámica de creatividad, ciencia y espíritu empresarial, su trayectoria ha estado moldeada por una pasión temprana por la música y un deseo constante de descubrimiento. Criado en un entorno basado en la fe, su educación estuvo influenciada por una combinación de creencias y curiosidad intelectual. A los ocho años, se sintió aterrorizado por las palabras de un maestro que decía que cualquiera con muchos talentos que no los desarrollara enfrentaría terribles consecuencias. Este miedo temprano lo impulsó a una búsqueda de por vida del conocimiento y la creatividad. No solo era un buen estudiante, especialmente en ciencias, sino que también se sentía atraído por las artes, en particular la música. François describe su creatividad como una “maldición”, una fuerza innegable que exigía su atención, le gustara o no.
Desde una edad temprana, comenzó a componer, producir e interpretar música. Su talento natural lo llevó a experimentar un éxito temprano en la industria musical, ganando regalías a los 13 años. Pero, a pesar de sobresalir en sus esfuerzos artísticos, François se sintió dividido entre el mundo del arte y la ciencia. Era un estudiante dotado que aceleró su educación, saltándose grados y profundizando en materias como la química, aunque, en última instancia, su amor por la música tomó prioridad.
Los proyectos en los que ha trabajado han ganado un premio Grammy y una nominación al Emmy, y François se hizo un nombre en la industria musical como director de cine, productor e ingeniero, colaborando con artistas de primer nivel. Junto con su hermano Pierre, fundó Fogo®, un espacio donde las decisiones musicales dirigen lo visual y el arte se encuentra con la tecnología.
Sin embargo, a pesar de sus numerosos éxitos, siempre sintió que había más en su historia. Se dio cuenta de que, para vivir una vida plena, necesitaba reconectar con su lado científico, que había dejado en pausa en favor de su carrera musical. No obstante, en lugar de seguir un doctorado tradicional, decidió aplicar sus habilidades creativas a un ámbito diferente: la comercialización de la ciencia.
En 2016, François fue inesperadamente atraído al mundo del emprendimiento cuando recibió una llamada de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad McGill. Esta conversación lo llevó a convertirse en mentor de científicos y emprendedores, ayudándolos a sortear los desafíos de la innovación y la comercialización. Su trabajo en McGill se alineó con su visión de apoyar a científicos que carecían de la estructura empresarial necesaria para llevar sus invenciones al mercado. François cree que su formación única en artes y ciencias le permite cerrar la brecha entre el pensamiento creativo y la innovación aplicada, especialmente a través de su trabajo en CXC, una empresa de soluciones con sede en Montreal.
François describe su aventura de la música a la tecnología como una evolución natural y un salto audaz. “La creatividad no está confinada a un lienzo, un escenario o una mesa de mezclas. Es una forma de pensar, de resolver problemas”, explica. La transición fue sencilla, pues François vio una oportunidad única de armonizar la estructura de la ciencia con la espontaneidad del arte.
CXC, una empresa cofundada por François junto con Pierre-Yves y Mark Méthot, nació del deseo de ayudar a los investigadores a transformar sus ideas en tecnologías prácticas y comercialmente viables. Vio las fallas en el modelo tradicional de startups y propuso un enfoque más estratégico basado en salidas antes de generar ingresos, permitiendo a las empresas evitar la presión de generar ganancias inmediatas y enfocarse en desarrollar innovaciones realmente transformadoras. Para este visionario, el éxito no se trata de los reflectores ni de métricas tradicionales de logro, sino de ayudar a otros a triunfar. Desde la agricultura y el cuidado de la piel hasta la computación cuántica, CXC
ayuda a los innovadores a navegar las aguas turbulentas de la cultura startup, guiándolos lejos de los obstáculos que pueden frenar el progreso. “No basta con crear algo extraordinario”, dice François. “Debe ser sostenible, impactante y capaz de llegar a quienes más lo necesitan”.
Atribuye esta filosofía a su capacidad para equilibrar múltiples pasiones sin perder de vista su objetivo final: ayudar a los demás. “La capacidad de crear es un don, pero usarlo para elevar a otros, ese es mi propósito final”, afirma. Y CXC es su forma de retribuir, la culminación de su creencia de que la ciencia y el arte comparten un hilo común: ambos requieren una curiosidad incesante y el coraje de desafiar el statu quo. “Los profesores suelen tener ideas increíbles, pero el mundo de las startups no es indulgente”, explica François. “Existe una tendencia natural a depender demasiado de las métricas, lo que generalmente sofoca la innovación”.
Detrás de su carácter impulsado por la ambición se encuentra lo que François llama “la maldición de la creatividad”. Para él, es un hambre insaciable de construir, imaginar y lograr, a menudo de maneras que desafían la convención. “Si naces con la maldición (sí, considero la creatividad una maldición), y quieres llevarla hasta el final, tienes que enfrentar al dragón. Y si decides no enfrentarlo ni derrotarlo, te consumirá”, expresa, con la esperanza de inspirar a quienes necesitan motivación.
Aun cuando prospera en este rol empresarial, François no ha dejado atrás al artista que lleva dentro. Ve su trabajo en CXC como una extensión de sus esfuerzos musicales en curso, equilibrando la creatividad con la precisión y la innovación con la disciplina. “La esencia del arte está en todo lo que hago”, dice. “Se trata de aportar belleza y significado al mundo, sin importar el medio”.
François también es un firme defensor de mantener vivas las artes, especialmente para aquellos que pueden sentirse presionados a seguir caminos más ‘prácticos’. “La creatividad impulsa todo: la ciencia, la tecnología, las relaciones”, insiste. A través de su ejemplo, espera inspirar a otros a sostener sus esfuerzos creativos, sin importar a dónde los lleve la vida.
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