La guerra en Ucrania se ha vuelto totalmente desquiciada: hay drones lanzando drones para atacar a otros drones
En clave armamentística, la guerra en Ucrania se ha convertido en el escenario de una transformación militar sin precedentes, con la batalla de drones redefiniendo el combate moderno. Si en los primeros meses allá por 2022 los enfrentamientos se libraban con fusiles y ametralladoras en las líneas de árboles, hoy el campo de batalla es dominado por enjambres de drones kamikaze y ataques de precisión. En las últimas fechas, estos ataques son, si cabe, cada vez más desquiciados. Una nueva forma de guerra. Contaba a comienzos de este año el Guardian en un extenso reportaje que a lo largo de la línea del frente, las tropas rusas y ucranianas se atacan ahora desde kilómetros de distancia con esos enjambres de drones de Primera Persona (FPV). Lo hemos contado antes. Son dispositivos pequeños pero letales, equipados con hasta un kilogramo de explosivos, que han cambiado la naturaleza del combate. “Es como el trabajo de un francotirador”, explicaba al medio británico Dima, otro soldado ucraniano, mientras le mostraba un video en su teléfono de un FPV persiguiendo pacientemente a un soldado ruso antes de impactarlo con precisión letal. En Xataka Necesitaríamos detonar el arsenal nuclear de la Tierra 130 veces para liberar la energía que causó los grandes cañones de la Luna La democratización del ataque aéreo. El resultado es que en el conflicto no hay sitios seguros. La accesibilidad y eficacia de estos dispositivos voladores han democratizado el poder aéreo, permitiendo que cualquier unidad, incluso sin apoyo de la fuerza aérea, pueda ejecutar ataques de precisión. A este respecto, Samuel Bendett, experto en drones del Centro de Análisis Navales, contaba que los FPV pasaron de ser una novedad en 2022 a convertirse en la principal herramienta ofensiva en 2023 y hoy dominan completamente el espacio táctico. Velocidad, capacidad para operar de noche, alcance de hasta 20 km o unos costes operativos extremadamente bajos los convierten en el arma perfecta entre guerrillas. Nada en el campo de batalla está completamente a salvo. Los drones obligan a los vehículos blindados a moverse rápidamente, limitan el tiempo que las tropas pueden permanecer en un solo lugar y han vuelto obsoletas muchas tácticas convencionales. De ahí la errática táctica de las tropas norcoreanas. Drones “madre” lanzando drones contra otros drones. Una de las estrategias más recientes en el campo de batalla ha sido el uso de drones "madre". Hablamos de grandes vehículos aéreos no tripulados capaces de transportar y desplegar pequeños drones kamikaze en pleno vuelo. Esta táctica permite extender el rango de ataque de los drones FPV, dejándolos caer detrás de las líneas enemigas sin agotar su limitada batería antes de alcanzar el objetivo. De hecho, en un caso documentado recientemente, un dron madre ucraniano fue captado en video lanzando un pequeño dron explosivo contra un dron de reconocimiento ruso, demostrando que la guerra aérea no tripulada ya no es solo entre aviones de combate y misiles, sino entre enjambres de drones de distintas categorías. En Directo al Paladar Se mudó a Cantabria enamorada de España. Dos años después se ha vuelto a Miami: “La comida es frita, grasienta y poco saludable” Drones armados: de escopetas a rifles. Desde el inicio del conflicto, los ucranianos han experimentado con eso de “vitaminar” drones, ya sea con explosivos, granadas o hasta misiles. Sin embargo, en los últimos meses han logrado avances significativos en el uso de armas de fuego montadas directamente en drones aéreos y terrestres. Por ejemplo, han desarrollado drones FPV capaces de disparar escopetas de doble cañón, enfrentándose directamente a drones rusos en combate aéreo. A pesar del problema del retroceso, los ingenieros han mejorado la estabilidad del dron, permitiéndole disparar múltiples veces sin perder control (un vídeo mostraba hace poco uno de estos drones derribando tres drones rusos antes de disparar a un soldado enemigo en tierra). O con rifles de asalto. A pesar de la dificultad para mantener precisión en vuelo, se han realizado pruebas con AK-74 montados en drones, capaces de disparar ráfagas contra trincheras rusas. Al parecer, este tipo de drones aún no ha sido desplegado en masa, pero es parte de una tendencia creciente de utilizarlos como plataformas de combate con armas de fuego convencionales. Drones terrestres armados. Contaban en ArsTechnica esta semana que una de las innovaciones más destacadas es el Burya, un dron terrestre de orugas equipado con una torreta lanzagranadas capaz de disparar hasta 64 granadas a una distancia de 100 metros. Sus características: un software de control de disparo y estabilización giroscópica para mejorar la puntería, producción masiva y actualmente en uso en primera línea. Plus: en el futuro se espera que se integre con drones de reconocimiento aéreos, p
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En clave armamentística, la guerra en Ucrania se ha convertido en el escenario de una transformación militar sin precedentes, con la batalla de drones redefiniendo el combate moderno. Si en los primeros meses allá por 2022 los enfrentamientos se libraban con fusiles y ametralladoras en las líneas de árboles, hoy el campo de batalla es dominado por enjambres de drones kamikaze y ataques de precisión. En las últimas fechas, estos ataques son, si cabe, cada vez más desquiciados.
Una nueva forma de guerra. Contaba a comienzos de este año el Guardian en un extenso reportaje que a lo largo de la línea del frente, las tropas rusas y ucranianas se atacan ahora desde kilómetros de distancia con esos enjambres de drones de Primera Persona (FPV). Lo hemos contado antes. Son dispositivos pequeños pero letales, equipados con hasta un kilogramo de explosivos, que han cambiado la naturaleza del combate.
“Es como el trabajo de un francotirador”, explicaba al medio británico Dima, otro soldado ucraniano, mientras le mostraba un video en su teléfono de un FPV persiguiendo pacientemente a un soldado ruso antes de impactarlo con precisión letal.
La democratización del ataque aéreo. El resultado es que en el conflicto no hay sitios seguros. La accesibilidad y eficacia de estos dispositivos voladores han democratizado el poder aéreo, permitiendo que cualquier unidad, incluso sin apoyo de la fuerza aérea, pueda ejecutar ataques de precisión. A este respecto, Samuel Bendett, experto en drones del Centro de Análisis Navales, contaba que los FPV pasaron de ser una novedad en 2022 a convertirse en la principal herramienta ofensiva en 2023 y hoy dominan completamente el espacio táctico.
Velocidad, capacidad para operar de noche, alcance de hasta 20 km o unos costes operativos extremadamente bajos los convierten en el arma perfecta entre guerrillas. Nada en el campo de batalla está completamente a salvo. Los drones obligan a los vehículos blindados a moverse rápidamente, limitan el tiempo que las tropas pueden permanecer en un solo lugar y han vuelto obsoletas muchas tácticas convencionales. De ahí la errática táctica de las tropas norcoreanas.
Drones “madre” lanzando drones contra otros drones. Una de las estrategias más recientes en el campo de batalla ha sido el uso de drones "madre". Hablamos de grandes vehículos aéreos no tripulados capaces de transportar y desplegar pequeños drones kamikaze en pleno vuelo. Esta táctica permite extender el rango de ataque de los drones FPV, dejándolos caer detrás de las líneas enemigas sin agotar su limitada batería antes de alcanzar el objetivo.
De hecho, en un caso documentado recientemente, un dron madre ucraniano fue captado en video lanzando un pequeño dron explosivo contra un dron de reconocimiento ruso, demostrando que la guerra aérea no tripulada ya no es solo entre aviones de combate y misiles, sino entre enjambres de drones de distintas categorías.
Drones armados: de escopetas a rifles. Desde el inicio del conflicto, los ucranianos han experimentado con eso de “vitaminar” drones, ya sea con explosivos, granadas o hasta misiles. Sin embargo, en los últimos meses han logrado avances significativos en el uso de armas de fuego montadas directamente en drones aéreos y terrestres. Por ejemplo, han desarrollado drones FPV capaces de disparar escopetas de doble cañón, enfrentándose directamente a drones rusos en combate aéreo. A pesar del problema del retroceso, los ingenieros han mejorado la estabilidad del dron, permitiéndole disparar múltiples veces sin perder control (un vídeo mostraba hace poco uno de estos drones derribando tres drones rusos antes de disparar a un soldado enemigo en tierra).
O con rifles de asalto. A pesar de la dificultad para mantener precisión en vuelo, se han realizado pruebas con AK-74 montados en drones, capaces de disparar ráfagas contra trincheras rusas. Al parecer, este tipo de drones aún no ha sido desplegado en masa, pero es parte de una tendencia creciente de utilizarlos como plataformas de combate con armas de fuego convencionales.
Drones terrestres armados. Contaban en ArsTechnica esta semana que una de las innovaciones más destacadas es el Burya, un dron terrestre de orugas equipado con una torreta lanzagranadas capaz de disparar hasta 64 granadas a una distancia de 100 metros.
Sus características: un software de control de disparo y estabilización giroscópica para mejorar la puntería, producción masiva y actualmente en uso en primera línea. Plus: en el futuro se espera que se integre con drones de reconocimiento aéreos, permitiendo recibir coordenadas de objetivos en tiempo real.
Nuevas tácticas para la guerra electrónica. Incluso se han desarrollado drones con especies de garras retráctiles o imanes, diseñados para capturar y robar drones enemigos en pleno vuelo, un concepto que recuerda a las máquinas de gancho de los juegos arcade, por supuesto, en un contexto bélico donde los drones pueden desarmar a sus adversarios en el aire.
Otro desarrollo reciente es el Pliushch, un dron terrestre no armado pero equipado con un mástil de comunicaciones de 10 metros. Su función es servir como repetidor de radio en el campo de batalla, extendiendo la señal de comunicación a unidades avanzadas. Además, puede operar como una estación móvil de guerra electrónica, interfiriendo las señales del enemigo.
Y drones con fibra óptica. La última de las aplicaciones la contamos hace poco. La guerra electrónica se ha vuelto tan intensa en la línea del frente que muchos drones han quedado inutilizados por bloqueos de señal y sistemas de interferencia rusos. Para contrarrestar esto, Ucrania ha comenzado a usar drones con fibra óptica, una fórmula que evita la detección al no emitir señales electromagnéticas.
Imagen | National Police of Ukraine
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La guerra en Ucrania se ha vuelto totalmente desquiciada: hay drones lanzando drones para atacar a otros drones
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Xataka
por
Miguel Jorge
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